Tercer Domingo en el Tiempo Ordinario (Enero 22 de 2017)

En el Evangelio de hoy Jesús llama a varios pescadores a que lo sigan. San Francisco de Sales ofrece las siguientes reflexiones sobre el llamado hecho a ellos, y a nosotros también, para que sigamos a Nuestro Salvador:

Cuando Nuestro Salvador le dice a Sus apóstoles que los ha escogido, no hace ninguna excepción. Incluso Judas recibió el llamado, aún cuando hizo mal uso de su libertad y rechazó los bienes que Dios le había dado. Nosotros debemos estar completamente seguros de que cuando Dios llama a alguien a acogerse al Cristianismo, ya sea soltero o casado, a ser religioso, bien sea sacerdote u obispo, El brinda a cada persona toda la ayuda necesaria para que pueda alcanzar la santidad por medio de su vocación.

Aun así, e incluso después de su conversión, algunos de los apóstoles estaban sujetos a ciertas imperfecciones. Tal es el caso de San Pedro, quien fracasó miserablemente al negar al Señor. De tal modo, nos damos cuenta de que es imposible superar en un dia todos los malos hábitos que hemos adquirido como resultado del mal cuidado que le hemos dado a nuestra salud espiritual. No obstante, Nuestro Salvador desea que ustedes le sirvan tal y como son, por medio de sus oraciones y de sus acciones, y de acuerdo al estado y la etapa en la que se encuentran sus vidas. Una vez estén convencidos que deben servir a Dios desde sus lugares, continúen haciendo lo que venían haciendo, sientan afecto por su estado en la vida. Sean buenos de corazón, cultiven su viñedo con amor divino.

A medida que se dedican a sus tareas diarias encomiéndense en manos de Dios, quien desea ayudarles a llevar a cabo todos sus propósitos con éxito. Deben tener fe en que Dios hará lo que El considere mejor para ustedes, siempre y cuando ustedes pongan de su parte y sean diligentes. No se sorprendan si los frutos de su labor se demoran en aparecer. Si cumplen con la labor de Dios con paciencia, su esfuerzo no será en vano. Nuestro Señor, quien hace hogares para las tortugas y los caracoles, los guiará bien; permítanle hacerlo. Debemos caminar fielmente por la senda de nuestro Señor, y permanecer en paz tanto en el invierno de la esterilidad como en el otoño de la fertilidad. Caminen con dicha, y sigan su vocación con plena confianza en la Divina Providencia.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)