DOMINGO 14 EN TIEMPO ORDINARIO (Julio 9, 2017)

DOMINGO 14 EN TIEMPO ORDINARIO (Julio 9, 2017)

Enfasis Sugerido

“Vengan a mi todos ustedes que estén cansados y que sienten que la vida es agobiante, que yo los avivaré. Tomen mi yugo sobre sus hombros y aprendan de mí, por que yo soy gentil y humilde de corazón. Sus almas encontrarán el descanso, por que mi yugo es fácil y mi carga liviana.”

Perspectiva Salesiana

Ser humilde y gentil es tratar de personificar las palabras de Jesús encontradas en el Evangelio de San Mateo: “Vengan a mi todos ustedes que estén cansados y que siente que la vida es agobiante, y yo los avivare. Aprendan de mi, por que yo soy gentil y humilde de corazón.”

La humildad puede ser descrita como 'vivir en la verdad'. La verdad es que nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. La verdad es que nosotros somos buenos. La verdad es que nosotros no siempre nos comportamos a la altura de esa bondad. La verdad es que necesitamos el perdón y la gracia de Dios para hacer esa bondad una realidad. La verdad es que necesitamos el apoyo y el ánimo que nos dan los demás.

La gentileza puede ser descrita como la práctica de la proporcionalidad. Se trata de mantener las cosas en perspectiva. Se trata de saber cuando debemos mantenernos firmes. Se trata de saber cuando debemos ser más laxos y ceder un poco. Pero por sobre todo, ya sea en los buenos momentos o en los malos o en todos los momentos intermedios, la gentileza se trata de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás con profundo respeto y reverencia, una gracia que tenga origen en el reconocimiento de que cada uno de nosotros -que todos nosotros- somos hijos e hijas del Dios viviente.

La práctica diaria de estas dos virtudes contribuye a la formación de una clase particular de corazón en aquellos que siguen a Jesús: un corazón que anhela y que lucha por la justicia. “Sean justos y equitativos en todas sus acciones,” escribió San Francisco de Sales en la Tercera Parte, Capítulo 36 de la Introducción a la Vida Devota. “Pónganse siempre en el lugar de su vecino y pongan a su vecino en el suyo propio, esa será la forma en que aprenderán a juzgar correctamente.”

Y continuó: “imaginen que ustedes son los vendedores cuando estén comprando cosas, imaginen que son los compradores cuando estén vendiendo; De esta forma podrán vender y comprar de acuerdo con lo que es justo.”

Esto no siempre es fácil de hacer. Frecuentemente hemos sido tentados a relacionarnos con los demás de formas que no son ni justas ni razonables. Hemos sido tentados a promover solo nuestras preocupaciones, a preguntar primero “Qué gano yo con todo esto?” o a concentrarnos siempre en el beneficio del “#1.”

En momentos como estos “tenemos dos corazones. Uno es apacible, favorable y cortés hacia nosotros mismos, el otro es duro, severo y riguroso hacia los demás.” En momentos como este tenemos “dos balanzas: una para pesar las conveniencias, las cosas que van a producirnos grandes ventajas, la otra para pesar esas cosas que le convienen a nuestros vecinos y que casi siempre resultan en una gran desventaja para ellos.”

San Francisco de Sales nos reta: “No dejen de examinar frecuentemente si su corazón es con sus vecinos de la misma forma en que ustedes desearían que sus vecinos fueran con ustedes en caso de que se hallaran los unos en lugar de los otros”.

Es una cosa tan ordinaria. Una cosa tan cotidiana. En la tradición Salesiana, una cosa tan poderosa y a la vez tan avivante. A la final, dice San Francisco de Sales, nosotros “no perdemos nada si vivimos de forma generosa, noble, cortés, y con un corazón real, justo y razonable”.

No solo no perdemos nada, sino que Jesús nos promete que al vivir humildemente y gentilmente podemos encontrar algo que siempre hemos anhelado.... el descanso de nuestras almas: no más tarde en el cielo, sino aquí mismo, ahora mismo, en la tierra.