DOMINGO 21 EN TIEMPO ORDINARIO (Agosto 27, 2017)

DOMINGO 21 EN TIEMPO ORDINARIO (Agosto 27, 2017)

Perspectiva Salesiana

“Qué grandiosas son las riquezas y la sabiduría y el conocimiento de Dios!”

Perspectiva Salesiana

En su Tratado del Amor de Dios, Francisco de Sales escribió: “Como podemos ver el universo, y especialmente la naturaleza humana, es como un reloj compuesto de una variedad tan grande de acciones y movimientos que no podemos contener nuestra admiración por el. Todos sabemos que en general cada una de estas partes, que han sido creadas de formas tan diferentes, todas sirven para desplegar, como en el interior de un reloj, la justicia sagrada de Dios, o para manifestar el triunfo de la misericordia y la bondad de Dios, como en un canto de alabanza. Pero entender individualmente la función de cada una de las partes, ya sea para entender su función en general o el por que están hechas de tal forma, no es posible a manos que no entendamos lo que el relojero supremo nos enseña. Dios no nos revela su arte para que podamos admirarlo con gran reverencia hasta que lleguemos al cielo, donde Dios nos abrumara con la belleza de su sabiduría. Entonces, en la abundancia de su amor Dios nos revelara las rezones, los significados y los motivos para todo lo que ha sucedido en este mundo para asegurar nuestra salvación eterna”. (Libro IV, Capítulo 8)

Quién puede llegar a entender la mente de Dios? Quién de nosotros puede aspirar a entender el plan que Dios ha diseñado para nosotros? Quién de nosotros puede comprender el alcance y la profundidad del amor que Dios siente por nosotros? La justicia de Dios se extiende más allá de los límites de la mente humana.

Aun cuando no entendemos la mente de Dios, podemos llegar a conocer claramente el corazón de Dios… a través de la persona de su hijo y nuestro salvador, Jesucristo.

En Cristo podemos ver al Dios que nos ha creado. En Cristo podremos ver al Dios que nos ha redimido. En Cristo podemos ver al Dios que nos ha inspirado. En Cristo podemos ver al Dios que nos ama, nos perdona, nos reta, que se preocupa por nosotros y que anhela nuestra felicidad.

En Cristo también podemos ver algo más: lo que significa ser complemente humano. La mente humana y el corazón humano están en su mejor disposición cuando son compasivos, cuando perdonan, cuando son honestos, cuando son pacíficos y generosos. En Cristo, el humilde y gentil sirviente, podemos ver lo que significa ser verdaderamente humano, lo que significa ser hijos e hijas del Dios viviente.

Hay muchas cosas sobre la mentalidad de Dios que solo podemos aspirar a entender y conocer en el cielo. Pero mientras eso sucede, la sumatoria de nuestros esfuerzos debe ser dirigida al entendimiento y la personificación del corazón de Dios en nuestras relaciones con los demás aquí en la tierra.

“Qué tan profundos son las riquezas, la sabiduría y el conocimiento de Dios” en todos y cada uno de nosotros. Cómo podemos compartir estas riquezas y esta sabiduría con los demás hoy, y como podemos llegar a reconocer en nosotros características del corazón de Dios?