DECIMO CUARTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO (julio 8, 2018)

Enfasis Sugerido

“Un profeta no queda sin ser honrado, excepto en su propia tierra, entre sus parientes y en su propio hogar.”

Perspectiva Salesiana

El relato en el Evangelio de hoy es uno de los tantos episodios en que Jesús experimentó lo que es el rechazo: Las personas se “molestaban” por su dedicación y su devoción a hacer la Voluntad de Dios en su propia vida. Este rechazo y esta resistencia eran tan fuertes en su tierra natal que “no le era posible demostrar su poder” allí.

La tentación a la que Jesús se enfrentaba en ese entonces – y que es una tentación a la que todos nos enfrentamos – es que a la hora de afrontar el rechazo nos preocupemos más por ser aceptados por los demás que por mantenernos firmes en nuestras convicciones. Somos tentados a diluir la verdad, a bajarnos de nivel, a evitar cualquier cosa que pueda “echarle más leña al fuego”. Muchas veces somos tentados a hacer amigos a cualquier costo, pero en ese proceso nos perdemos a nosotros mismos.

San Francisco de Sales, el santo caballero, fue un hombre quien siempre hizo su mejor esfuerzo para hablar y por vivir la verdad del Evangelio de forma humilde, gentil y amigable. Aun así, con todo su poder de persuasión, él también experimentó el rechazo. En su Introducción a la Vida Devota escribe: “tan pronto como la gente se da cuenta que deseas llevar una vida devota te lanzan mil dardos de burla y crítica. Los más difamadores calumniarán tu devoción diciendo que es hipocresía e intolerancia y tan solo una artimaña. Tus amigos objetarán de mil formas las cuales consideran prudentes y caritativas: te advertirán que te vas a deprimir, que perderás tu reputación ante el mundo, que te volverás insoportable, que envejecerás antes de tiempo, y que tendrás problemas en casa. Ellos te dirán que tu puedes salvar tu alma sin necesidad de ir a tales extremos”. (Parte IV, Capítulo 1)

Ouch! Pareciera (al menos de acuerdo con ciertos estándares) que las Buenas Nuevas no siempre son tan buenas - o al menos no tan fáciles para aquellas personas que tratan de vivirlas!

Lo mejor que podemos hacer es buscar esas pequeñas semillas de verdad que se pueden hallar en medio de la crítica y el rechazo. ¿Somos arrogantes? ¿Somos estridentes? ¿Somos demasiado prepotentes o tercos? ¿Es realmente la Voluntad de Dios la que promovemos, o es nuestra voluntad? Aun así, si nuestra conciencia está limpia, ¿cómo debemos lidiar con el rechazo?

Francisco de Sales nos aconseja lo siguiente: “Sean firmes en sus propósitos e inquebrantables en sus resoluciones. Su perseverancia probará si ustedes se están sacrificando sinceramente por Dios y si están dedicados a vivir una vida devota”. Y concluye: “Puede que para el mundo seamos unos tontos” pero de la misma forma en que le sucedió a Jesús, nosotros tenemos que tener en cuenta que el rechazo es un precio que en ocasiones debemos estar dispuestos a pagar – por más doloroso que sea.