DOMINGO 22 EN TIEMPO ORDINARIO (Septiembre 1, 2019)

Enfasis Sugerido

"Conduzcan sus asuntos con humildad, y serán amados mucho más que el dador de regalos. Entre más grandes sean, mas humildes deben ser, y así obtendrán el favor de Dios.”

Perspectiva Salesiana

Cómo encontramos el favor de Dios por medio de nuestra humildad? En ese caso, cuando nos humillamos, qué estamos haciendo realmente?

Primero que todo, la humildad nos reta a evitar dos extremos en la vida: las tentaciones de exaltarnos a nosotros mismos, o de menospreciarnos. Francisco de Sales ofreció ejemplos concretos de como hacer esto. "Yo no quiero jugar a ser el tonto, ni tampoco a ser el sabio, por que si la humildad me impide jugar al sabio, el candor y la sinceridad me impiden actuar como el tonto. Así como yo no hago alarde de conocimiento incluso de las cosas que yo realmente se, así mismo yo no fingiría ignorancia. La humildad esconde y cubre las otras virtudes para poder preservarlas, pero también las revela cuando la caridad lo requiere para poder enriquecerlas, para incrementarlas y perfeccionarlas.” (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 5)

En un nivel más profundo, la humildad se trata de reconocer nuestras pequeñeces y la grandeza de Dios. "Consideremos lo que Dios ha hecho por nosotros y lo que nosotros hemos hecho en contra de Dios, y cuando reflexionamos sobre nuestros pecados uno por uno, también debemos considerar las gracias de Dios una por una. No hay necesidad de temer que el conocimiento de los regalos de Dios nos harán orgullosos si tan solo recordamos esta verdad: el bien en nosotros no viene solamente de nosotros mismos." (Ibid)

Finalmente, tener una imagen balanceada de nosotros mismos, reconocer nuestra pequeñez y la grandeza de Dios, y dar gracias por la fidelidad de Dios para con nosotros nos lleva a vivir vidas de generosidad. "Las mentes generosas no se entretienen con los juguetes insignificantes del rango, el honor ni los títulos. Ellas tienen otras cosas que hacer. Esas entretenciones les pertenecen a las mentes holgazanas. Aquellos que son dueños de perlas no se preocupan con las conchas, mientras que aquellos que aspiran a la virtud no se preocupan con los honores." (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 4)

El humillarnos no se trata de menospreciarnos. No, el humillarnos se trata de tomar nuestro lugar correspondiente en la vida: como los beneficiarios del amor de Dios por nosotros, los instrumentos del amor de Dios en las vidas de los demás.

Ultimadamente la humildad se trata de llegar a conocer nuestro lugar en el plan de salvación de Dios… y de tener el coraje para tomar – y asumir- ese lugar. Esta es la verdadera humildad, y la cual, a su tiempo, nos debe llevar gentilmente – y respetuosamente- a animar a otros en su lucha para que de la misma forma lleguen a conocer su lugar en el plan de salvación de Dios… y para que ellos también tengan el coraje para asumirlo.

Qué mejor forma de encontrar el favor de Dios? Juntos.