DOMINGO 26 EN TIEMPO ORDINARIO (Septiembre 29, 2019)

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Enfasis Sugerido

"Pelea la pelea buena de la fe."

Perspectiva Salesiana

Ambos, la lectura del profeta Amos y la parábola del Evangelio de Lucas nos advierten en contra de ser complacientes, lo cual se define como estar “satisfecho hasta el defecto; esto es, la auto-satisfacción y la falta de preocupación." La primera y tercera lecturas sugieren que aquellos que son complacientes son aquellos que están en mas peligro de experimentar un desastre personal.

Muy pocas personas deciden estar "satisfecho hasta el defecto" todo al mismo tiempo. Usualmente esto ocurre lenta y sutilmente. Nosotros permitimos que los buenos tiempos y las experiencias nos den una falsa sensación de seguridad. Entonces comenzamos a creer que de alguna forma estamos por encima de las pruebas y las tribulaciones de otras personas. Entonces nos sentimos que de alguna forma hemos “llegado” aun cuando el hecho es que la travesía de las vida – con sus responsabilidades, demandas y retos – esta muy lejos de acabarse.

San Pablo ciertamente reconoció la tentación de sentirnos “satisfechos hasta el defecto.” Su remedio? “Peleen la buena pelea de la fe. Busquen la integridad, la piedad, el amor, la fe y un espíritu gentil."

Integridad – una adherencia a un código moral o ético

Piedad – una devoción o reverencia religiosa con Dios y con los demás.

Fe – una creencia en la verdad, el valor, y la confianza de una persona, una idea o una cosa.

Amor – una emoción profunda, dulce, inefable de afecto y de solicitud hacia los demás; un sentido de ser uno mismo.

Firmeza – la lealtad, la constancia, algo inmutable

Gentil – considerado o dulce; sin severidad

Pelear la buena pelea requiere un esfuerzo constante. Requiere energía. Requiere vigilancia. Es una preocupación continua. Nosotros escuchamos los ecos de esto en el entendimiento de San Francisco de Sales sobre la devoción: "Hacer lo que esta bien es bueno de manera cuidadosa, frecuentemente y prontamente. "

Puesto de forma simple, la vida espiritual es un proceso que dura toda la vida. Sin importar cuanto progreso estemos haciendo en un momento determinado del camino debemos evitar volvernos complacientes, o volvernos "satisfechos hasta el defecto." No importa cuanto hayamos logrado individualmente y colectivamente en el amor a Dios y al vecino, siempre hay muchas más cosas buenas que debemos hacer.

Cuidadosamente, frecuentemente y prontamente.