PENTECOSTES (June 4, 2017)

Enfasis Sugerido

“Cada uno de nosotros los escucha hablando en nuestra propia lengua acerca de las maravillas que Dios ha logrado”.

Perspectiva Salesiana

A pesar de que ellos hablaban ante muchas personas, de muchas lenguas y de muchas culturas diferentes, los apóstoles eran entendidos por todos sus oyentes a medida que proclamaban las maravillas que Dios había logrado.

Cómo era esto posible?

Encendidos por el poder del Espíritu Santo, los apóstoles hablaban el lenguaje del corazón. Ellos hablaban con entusiasmo. Ellos hablaban con gratitud. Ellos alababan y daban gracias. Ellos hablaban desde el fondo de su ser. Ellos hablaban desde su alma.

En resumen, ellos hablaban el lenguaje universal- el lenguaje del corazón.

Nosotros somos más humanos- nosotros somos más divinos- cuando hablamos el lenguaje del corazón, cuando hablamos el lenguaje del amor, cuando hablamos y escuchamos con el alma, cuando nuestras palabras tienen origen en la Palabra-Hecha-Hombre.

Como bien sabemos por nuestra propia experiencia, la comunicación implica mucho más de lo que podemos ver a simple vista… o de lo que podemos llegar a escuchar o hablar. Comunicarse es a veces más fácil decirlo que hacerlo. Muchas veces confundimos lo uno con lo otro. Frecuentemente presumimos de que sabemos lo que los demás están pensando o sintiendo. Frecuentemente usamos las mismas palabras para cosas distintas. Frecuentemente tenemos diferentes formas de decir la misma cosa. Frecuentemente oًímos, pero fracasamos a la hora de escuchar. Siempre estamos hablando, pero esto no es lo mismo que comunicarnos… o que hablar de corazón a corazón.

San Francisco de Sales nos dice que el Espíritu Santo viene a encender los corazones de los creyentes. Cuando nosotros hablamos y escuchamos con nuestros corazones encendidos por la dicha, la verdad y la gratitud, el conflicto le da paso al entendimiento, la confusión le da paso a la claridad, la distancia le da paso a la intimidad, el dolor le da paso a la sanación, la frustración le da paso al perdón, la violencia le da paso a la paz, el pecado le da paso a la salvación.

Francisco de Sales no ofrece su consejo: “Hablen siempre de Dios como Dios, es decir, con reverencia y devoción, sin ostentar y sin sentirse afectados por nada sino con el espíritu sumiso, lleno de humildad y de caridad. Destilen tanto como puedan de la miel deliciosa de la devoción y de las cosas divinas e imperceptibles dentro de los oídos de una persona y otra. Oren a Dios en su alma para que puedan complacerlo y hacer que su santo rocío y que quede impregnado en lo más profundo de los corazones de aquellos que los escuchen. Es maravilloso como el poder de una propuesta amigable y dulce para hacer buenas obras atrae los corazones de los oyentes”.

Cómo debemos hablar, escuchar, practicar el lenguaje del amor el día de hoy?