DOMINGTO 33 EN TIEMPO ORDINARIO (Noviembre 13, 2016)

Enfasis Sugerido

“Para aquellos de ustedes que sienten temor de mi nombre, el sol de la justicia saldrá con sus rayos sanadores.”

Perspectiva Salesiana

Sentir temor del Señor es el comienzo de la sabiduría (Salmo 111: 10). Aun así, el Salmista nos recuerda, que este temor del Señor (que esta directamente relacionado con la adquisición de la sabiduría) es simplemente el comienzo: debe llevarnos a ‘seguir los preceptos de Dios’, debe llevar a la acción.

En otras palabras, sentir temor del nombre del Señor debe llevarnos a hacer las obras del Señor!

Como hemos escuchado en la segunda lectura del día de hoy, San Pablo ciertamente sabía esto: “Ustedes saben como deben imitarnos. Nosotros no vivimos vidas desordenadas… en vez, nosotros trabajamos día y noche, laborando hasta el punto del agotamiento… verdaderamente, quienquiera que no trabaje no debería comer.”

Este temor del Señor- este temor del nombre de Dios- no tiene como objetivo paralizarnos. No, su propósito es claramente motivarnos, hacer que nos movamos, hacer que trabajemos –individual y colectivamente- en la búsqueda de los preceptos del Señor, de construir el Reino de Dios. Puesto de otra forma, el temor del Señor no debería hacernos pasivos, mas bien, debe hacernos activos.

Esto debería ser obvio. Aun así, el mensaje contrario puede ser transmitido (sin intención) cuando consideramos las vidas y los legados de los santos quienes, en medio de otras cosas, claramente sentían temor del nombre del Señor: “Cuando nosotros pensamos en hombres y mujeres santas a través de las épocas, muchas veces nos acordamos de esculturas, dibujos y pinturas en las que los santos parecen de todo menos activos. Nuestros santos más activos muchas veces no están haciendo nada más enérgico que sujetando una azucena o mirando piadosamente en dirección al cielo. Y aun cuando estas imágenes pueden llegar a movernos e inspirarnos, y aun cuando a veces son útiles en tiempos de contemplación, si uno está buscando modelos de acción y de energía, estas imagines no son tan atractivas” (James Martin, SJ en Patrones y Protectores: Mas Ocupaciones por Michael O’Neill McGrath)

Es con esta visión que James Martin escribe que “quizás el hecho que mas hemos pasado por alto en la historia Cristiana, es el hecho de que Jesús trabajó. Nosotros podemos imaginarnos fácilmente a Jesús siendo instruido por San José, el carpintero mayor. En el taller de José en Nazaret Jesús aprendió sobre los materiales de su arte… José le enseñó a su aprendiz la forma correcta de clavar una aguja con un martillo, de hacer tallar un hoyo en la madera, o de cómo nivelar una repisa.” (Ibid)

Y quién hubiera temido el nombre del Señor- y seguido los preceptos de Dios – más claramente y más convincentemente que Jesús? Gregory Pierce sugiere que nosotros necesitamos ver y experimentar el trabajo como “todo el esfuerzo (pago o no pago) que hacemos para que el mundo sea un lugar mejor, un lugar que se asemeje mas a la forma en la que Dios quiere que las cosas sean.” (Spiritualidad@Trabajo, pagina 18)

El trabajo- el trabajo de Dios- es verdaderamente nuestra carga en la vida, nuestra razón de ser, el propósito por el cual vivimos. Veamos la vida en Jesús mismo, este trabajo puede ser arduo, laborioso y frustrante. Aun así, qué puede ser mas recompensante que el utilizar todas nuestras energías para hacer de todos nuestros rinconcitos del mundo lugares sobre los cuales el “sol de la justicia” puede levantarse en los corazones y las mentes de nuestros hermanos y hermanas? El temor del Señor es, ultimadamente, una invitación – no, una exigencia – para que hagamos la labor del Señor.