CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (junio 3, 2015)

Enfasis Sugerido

“Haz esto en mi memoria.”

Perspectiva Salesiana

Eucaristía – una palabra que literalmente significa acción de gracias – es la celebración central de la comunidad Cristiana. Habla volúmenes de quien es Dios en nuestras vidas. Habla volúmenes de quienes hemos sido llamados a ser en las vidas de los demás.

La Eucaristía celebra la verdad que dice que Dios nos ama tanto que envió a Jesús para ser nuestro redentor. La Eucaristía celebra la verdad que dice que Dios nos ama tanto que permitió que el cuerpo de Jesús fuera maltratado y su sangre derramada por nosotros. La Eucaristía celebra la verdad que dice que Dios nos ama tanto que el Espíritu resucito a Jesús de entre los muertos para que pudiéramos compartir el poder y la promesa de la vida eterna.

La Tercera Oración de la Eucaristía para los Niños lo dice de esta forma: Jesús “nos trajo las buenas nuevas de la vida para ser vivida con él en el cielo por siempre. El nos mostró el camino hacia esa vida acá en la tierra; el camino del amor… El ahora nos reúne a todos ante una mesa y nos pide que hagamos lo mismo que él hizo.”

La Segunda Oración de la Eucaristía para la Reconciliación nos dice que Jesús “ha confiado a nosotros la promesa de su amor.” La Eucaristía celebra la verdad que dice que estamos llamados a hacer mucho más que simplemente recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. La Eucaristía celebra la verdad que dice que nosotros somos el cuerpo y la sangre de Cristo para los demás. La Eucaristía celebra la verdad que dice que estamos llamados a dejar que nos maltraten y nos desangren si es necesario para el bien de los demás. Estamos llamados a pasar nuestras vidas en búsqueda de la justicia, la paz, la reconciliación, la sanación, la libertad, la vida y el amor.

Hemos sido llamados a proclamar la muerte del Señor en nuestra disposición para ser pan y vino para los demás. Estamos llamados a proclamar la muerte del Señor – el poder del Señor – la promesa del Señor – en nuestra disposición para ofrecer nuestras vidas, talentos y otros esfuerzos para continuar el trabajo de salvación y redención que Jesús empezó.

Nosotros demostramos nuestra dignidad y destino Eucarístico cuando seguimos el mandamiento de Jesús para “hacer esto en su memoria”: no sólo celebrando la Eucaristía durante el primer día de la semana, sino siendo la Eucaristía para los demás, dando alimento, cuidado y perdón a los demás, cada día de la semana.

Seamos la Eucaristía para los demás. Demos alimento, cuidado y perdón… en Su memoria… en unión con los demás.