Dedicación de la basílica laterana (9 de Noviembre de 2025)

Hoy le prestamos una atención especial a la dedicación de la Archibasílica de San Juan de Letrán en Roma, también conocida como la Basílica Lateranense, que es la sede oficial del Santo Padre, Obispo de Roma. La iglesia fue construida por Constantino, el emperador romano (274-337 AD) que se convirtió al cristianismo. Desde el siglo XII, hemos celebrado la dedicación de la Basílica Lateranense para demostrar nuestra unión con Roma.

Las lecturas de hoy destacan la manera en que una iglesia debe ser dedicada en servicio a Dios. San Francisco de Sales observa lo siguiente:

Aunque Dios está en todas partes todo el tiempo, ¿por qué no habría de querer, en algunas ocasiones, que se algunos lugares sean consagrados para honrar a Nuestro Salvador? Un lugar reservado para el Cuerpo de Cristo, donde en realidad podamos decir, “Verdaderamente, nuestro Señor está aquí”.

Como pueblo de Dios, nosotros somos “piedras vivientes” que construyen la Iglesia y a la vez somos el “edificio de Dios”. Nosotros somos templos de Dios y Su espíritu vive en nosotros. Nuestras buenas obras tienen un gran valor porque provienen del Espíritu Santo. A través del amor divino, el Espíritu realiza estas obras en nosotros, por nosotros y con nosotros. Nosotros trabajamos conjuntamente con el Espíritu. Las obras y los buenos cristianos tienen un valor tan grande que en recompensa se les otorga el cielo.

Trabajemos en la preparación de Su Iglesia sobre la tierra para Su gloria celestial. El fervor del amor sagrado entre nosotros es el vínculo que nos une en la “Casa de Dios”. Todo lo que no proviene de Dios debilita el espíritu humano y se convierte en un obstáculo para que podamos dedicar nuestros corazones a Dios con la santidad de nuestras vidas. La Iglesia es un hogar colmada de flores de mártires y de santos, cuya constancia y amor son invencibles.

Al igual que estos cristianos que vivieron antes que nosotros, dediquemos nuestros corazones al servicio de Dios para que el Espíritu pueda obrar dentro y a través nuestro, y nos convierta en “piedras vivientes” de la obra de Dios sobre la tierra.

(Adaptación de los escritos Salesianos, particularmente Oeuvre: Sermons de San Francisco de Sales).

Previous
Previous

Trigésimo Tercer Domingo en el Tiempo Ordinario (16 de Noviembre de 2025)

Next
Next

Conmemoración de todas las almas (2 de Noviembre de 2025)