Celebración de la Transfiguración del Señor (6 de agosto de 2017)

Celebración de la Transfiguración del Señor (6 de agosto de 2017)

San Francisco de Sales nos reta a que seamos transfigurados en Cristo por medio de nuestras actividades diarias:

Durante la Transfiguración, Jesús nos permitió ver una chispa de la gloria eterna. Aunque el Profeta dijo, “nunca te olvidaré… te llevo tallado en la palma de mi mano”, Jesús fue más allá y dijo, “nunca te olvidaré, porque llevo tu nombre grabado en mi corazón”. En la Transfiguración Jesús nos muestra Su corazón llameante y lleno de amor por nosotros.

Al igual que los Apóstoles que deseaban permanecer en Su presencia, nosotros debemos hacer lo mismo. Por lo tanto, poco a poco debemos dejar atrás nuestros afectos por las cosas mundanas y aspirar a la felicidad que Nuestro Señor preparó para nosotros. ¿Qué mejor oportunidad para dar testimonio de nuestra fidelidad a Dios que justo cuando las cosas están saliendo mal?

Existe una tentación real de sentirnos insatisfechos y deprimidos a causa del mundo cuando tenemos necesidad de estar en él. Sin embargo, siempre encontraremos dificultades en el “ajetreo” del mundo. Creer que podemos ser santos sin sufrir es una ilusión. Donde hay más dificultad, hay más virtud. Sin embargo, si tropezamos, debemos regresar a la senda de la virtud con confianza y fe en la misericordia de Dios.

Debemos ser como la abeja. Mientras elaboramos con cuidado la miel de la santidad, al mismo tiempo producimos la cera de las cuestiones mundanas. Si a Nuestro Señor le parece dulce la miel, la cera también le honrará, ya que ésta se utiliza para hacer las velas que proporcionan luz a todos aquellos a nuestro alrededor. Enfoquémonos en ser transfigurados siempre en Cristo. ¡Imaginen todo lo que haremos y en lo que nos convertiremos cuando experimentemos el amoroso corazón de nuestro Señor enardecido con Su amor por nosotros!

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)