Bautismo del Señor (Enero 9 de 2017)

Bautismo del Señor (Enero 9 de 2017)

Hoy celebramos el Bautismo de Jesús. Este evento marca el inicio de su ministerio. San Francisco de Sales nos dice que Dios también nos ha llamado a servirlo, aún a pesar de los defectos presentes en nuestra naturaleza:

Nuestro Salvador tiene formas incomprensibles, pero a la vez diversas y encantadoras, de llamarnos a servirlo. Cuando poseemos una determinación firme e inquebrantable de querer server a Dios de la forma, y en el lugar, en que El nos llama a hacerlo, entonces estamos demostrando que nuestra vocación es verdadera.

Aún cuando somos firmes y perseverantes en nuestro servicio a Dios, podemos llegar a cometer faltas. Puede que también lleguemos a poner en duda nuestra resolución de hacer uso de los medios nos han sido otorgados para servir a Dios. Todos estamos a merced de nuestros sentimientos y emociones, y por lo tanto estamos sujetos a cambios y altibajos. No debemos preocuparnos si a veces experimentamos sentimientos de desagrado o desaliento a la hora de responder a nuestro llamado al servicio de Dios. Es normal que experimentemos estas emociones. Aún si no somos extremadamente virtuosos, seguimos siendo aptos para servir a Dios. Pero debemos mantenernos firmes frente a nuestros cambios de estado de ánimo. Hay ciertas virtudes que sólo pueden ser puestas en práctica en medio de las dificultades. Es nuestra voluntad- no nuestras emociones y sentimientos- lo que da fe de cuán firme y categórico es nuestro compromiso de amar como Dios desea que amemos. Es la lucha de la voluntad de perseverar, lo que determina nuestro compromiso con el servicio a Dios.

El buen músico tiene la costumbre de revisar las cuerdas de su instrumento con frecuencia para cerciorarse si necesitan ser afinadas. Esto con el fin de garantizar que en el momento de interpretar una melodía ésta sea perfectamente armónica. Igualmente nosotros debemos examinar y poner a consideración todos los afectos de nuestra alma, para ver si son acordes a los deseos y los mandamientos de Nuestro Salvador. Fortalezcamos nuestro fervor, reafirmando a menudo nuestro compromiso de ser hijos de Dios, quienes han sido llamados a amar de forma divina. Vivan con coraje, manteniendo su fe anclada en la inclinación original de sus corazones de servir a Dios; de esta forma serán felices.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)