Sexto Domingo en el Tiempo Ordinario (12 de febrero de 2017)

Sexto Domingo en el Tiempo Ordinario (12 de febrero de 2017)

El salmo responsorial de hoy nos dice: “Bienaventurados aquellos que siguen la ley del Señor”. Al respecto, San Francisco de Sales nos explica lo siguiente:

¿Cómo seguir la “ley del SEÑOR” para vivir de mejor manera? Primero, debemos purificar todas nuestras intenciones tanto como nos sea posible. Debemos hacer el firme propósito de aprovechar el día de la mejor manera para que nuestra intención de vivir bien sea de conformidad con los designios de Dios. Debemos anticipar aquellas tareas, interacciones y sucesos que harán parte de nuestro día, y que representan oportunidades para servir a Dios. ¿A qué tipo de tentaciones se verán expuestos? ¿A la ira, al amor egoísta o a otro tipo de caprichos? Prepárense cuidadosamente para evitar, resistir, y vencer cualquier obstáculo que les impida vivir a Jesús verdaderamente.

Para que puedan seguir la ley del Señor, lo primero que deben hacer es un propósito sagrado de crecer en el amor que Jesús nos enseñó. Con el fin de prepararse para poner en práctica ese propósito, pídanle a nuestro Salvador que los ayude a utilizar los medios a su disposición para crecer en el amor sagrado y para poder servirlo de la mejor manera posible. Admitan que ustedes solos no pueden llevar a cabo la decisión de alejarse del mal y de hacer el bien tal y como Dios desea que lo hagan. Tomen sus corazones en sus manos y ofrézcanselos a nuestro Salvador junto con todas sus buenas intenciones. Pídanle que se encargue de proteger y de fortalecer sus corazones para que así ustedes puedan avanzar en Su amor verdadero.

Para que puedan seguir la ley del Señor deben aprender a orar. Deben recibir los sacramentos con frecuencia. A medida que se dedican a realizar las tareas propias de sus vocaciones, nunca olviden poner en práctica la humildad, la gentileza, la paciencia y la sencillez; virtudes que crecen como flores al pie de la Cruz.

A medida que se dedican al cuidado de sus familias con la debida diligencia, siembren en esas almas el amor por Dios infundiendo inspiraciones positivas en sus corazones. Las grandes oportunidades para servir a Dios pocas veces se presentan, pero las pequeñas oportunidades para hacerlo abundan. Al tiempo que ustedes cumplen con sus responsabilidades para que éstas glorifiquen a Dios, todas las actividades, incluso el comer, beber, el dormir o el divertirse, serán llevadas a cabo en el nombre de Dios quien, a través de Jesucristo, nos conduce a la verdadera plenitud.

(Adaptación de los escritos de San Francisco De Sales)