LA ASUNCION DEL SENOR (Mayo 25/28, 2017)

LA ASUNCION DEL SENOR (Mayo 25/28, 2017)

Enfasis Sugerido

“Vayan y hagan discípulos de todas las naciones.”

Perspectiva Salesiana

Al hablar del misterio de la Asunción de Nuestro Señor, Francisco de Sales escribió: “Nosotros abandonamos nuestra mera vida humana para poder vivir una vida mas noble y que esta por encima de nosotros. Todos escondemos toda esta nueva vida en Dios con Jesús Cristo que es el único que puede verla, lo sabe y la otorga. Nuestra nueva vida es el amor celestial, el cual vivifica y anima nuestra alma, y este amor esta totalmente oculto en Dios y en las cosas de Dios con Jesucristo. Como lo dicen las palabras sagradas del Evangelio, después que Jesús se había presentado por un rato ante sus discípulos, ascendió a los cielos, y al momento en que las nubes comenzaron a rodearlo, lo cubrieron y lo escondieron de sus ojos. Jesucristo entonces está escondido en el cielo, en Dios. Jesucristo es nuestro amor, y nuestro amor es la vida de nuestra alma. Por esto nuestra vida está oculta en Dios con Jesucristo, y cuando Jesús, quien es nuestro amor y por ende nuestra vida espiritual, aparezca en el día del Juicio Final, debemos también aparecer nosotros con él en la gloria. Jesucristo nuestro amor nos glorificara al comunicarnos con su propia dicha y esplendor.” ( Tratado del Amor de Dios, Libro VII, Capítulo 6)

Nuestra vida está verdaderamente escondida en Dios. La realidad total de quienes somos en nuestro interior es algo que solo Dios conoce. Aun así, para Francisco de Sales, vivir una vida escondida en Dios no es lo mismo que mantener una vida secreta: se trata de testificar sobre la verdad más profunda de quienes somos – y quien Dios es- a través de la calidad de nuestras relaciones con los demás. Es apropiado entonces que Francisco de Sales nos llame a practicar las virtudes ocultas, “esas pequeñas y humildes virtudes que crecen como flores al pie de la cruz: ayudar a los pobres, visitar a los enfermos, encargarse de la familia, y todas las pequeñas tareas que la practica de estas virtudes conllevan, con una diligencia útil que no permita que nos quedemos quietos.” ( Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capítulo 35)

A través de la Asunción, Jesús ha sido removido de nuestra vista: al menos de la vista física de nuestros ojos. Aun así, la misma autoridad que Jesús obtuvo de su Padre nos ha sido otorgada a nosotros en virtud de nuestra creación y confirmada en nuestro bautismo. Estamos llamados a continuar con el trabajo que Jesús comenzó, es decir, a hacer discípulos—seguidores, lideres, creadores--- de todas las naciones. Estamos llamados a ser señales convincentes de la actividad continua, redentora y desafiante el Dios Trino, pero en las tareas simples, ordinarias y de nuestra vida cotidiana.

Paradójicamente, en la medida en que nosotros seamos fieles a la práctica de estas pequeñas virtudes – que crecen “al pie de la cruz”, Jesús ya no estará Escondido para nosotros: él se hará claramente visible en nuestro amor, nuestra preocupación, nuestra lucha por la justicia, nuestra promoción de la paz, nuestra voluntad para perdonar, nuestros intentos por sanar.

Cuál puede ser otra forma más convincente –y ponderosa—de hacer discípulos de todas las naciones?

O cuando menos, de las personas con las cuales interactuamos cada día.