SEPTIMO DOMINGO DE PASCUA (Mayo 28, 2017)

SEPTIMO DOMINGO DE PASCUA (Mayo 28, 2017)

SEPTIMO DOMINGO DE PASCUA (Mayo 28, 2017)

Enfasis Sugerido

“Cuando entraron a la ciudad… se volvieron devotos de la oración.”

Perspectiva Salesiana

La oración es esencial para todos aquellos que desean vivir una vida devota. Francisco de Sales describió la oración como “una a corriente de agua santa que fluye y hace que las plantas de nuestros buenos deseos crezcan frondosas y florezcan y satisfagan las pasiones que yacen en nuestros corazones.” (Introducción a la Vida Devota, Parte II, Capítulo 1)

Qué es la oración? En su Tratado del Amor de Dios, Francisco escribió: “La oración generalmente hablando, comprende todos los actos de contemplación… es una conferencia o conversación con Dios... una discusión con la divina majestad… un ascenso o elevación de la mente hacia Dios. En la medida en que la oración es un coloquio, una discusión o conversación del alma con Dios, a través de la plegaria hablamos con Dios y Dios a su vez habla también con nosotros. Nosotros aspiramos a alcanzar a Dios y a respirar en Dios; Dios recíprocamente nos inspira y nos toca con su aliento”. (Libro VI, Capítulo 1)

De todos los métodos para orar Francisco recomendó “la oración mental, la oración del corazón, y particularmente la oración que se centra en la vida y pasión de nuestro Señor. Al dirigir sus ojos hacia Cristo durante la meditación, sus almas se llenarán completamente de él. Aprenderán el camino de Cristo y este camino determinará el curso de cada uno de sus actos.” ( Introducción, Parte II, Capítulo 1) La oración mental. La meditación. La contemplación. Francisco observó: “todas estas pueden parecer palabras de otro mundo, y es por esto que muy pocas personas llegan a entender realmente su significado.” (Púlpito y Banco, página 191) Para muchos de nosotros, ahí está el meollo del asunto: nosotros nos sentimos intimidados y/o desanimados en nuestros intentos de practicar la oración mental. Nosotros nos repetimos que no podemos hacerlo bien, o nos distraemos demasiados o que esto requiere demasiado tiempo y esfuerzo.

Y así dejamos de orar.

Francisco no era ajeno a los desafíos a los que las personas deben enfrentarse durante la práctica de la oración mental, la meditación, la contemplación o “la oración del corazón”. El se dio cuenta que así como hay una variedad de personas y de personalidades, hay también más de una forma de orar. El menciona otros dos enfoques: (1) la oración vocal, y (2) la oración de la vida o de las buenas obras. “La oración vocal consiste en hacer uso de la formula de las palabras que ya han sido creadas para nosotros, y hacer que haya intención detrás de lo que decimos...” ( Púlpito y Banco, página 180) “La oración de la vida es la oración de nuestra buenas obras, una oración oculta. Las buenas obras guardadas en los corazones de la gente pobre hablan a Dios de nosotros.” ( Ibid, p. 181)

Otra forma de orar que es similar a estas (y a otras) es el acto simple –pero poderoso- de pedir. “Toda oración implica pedirle algo a Dios: La gloria de Dios o nuestra necesidad. Orar es nuestro deber, por que… aún cuando Dios no tiene necesidad de nuestras oraciones, ellas son útiles para nosotros por que mantienen vivo en nosotros el sentido de nuestra obligación para con Dios.” (Ibid)

La oración es para el alma lo que respirar es para el cuerpo: uno no puede continuar ni florecer sin el otro. Pero ustedes deben adaptar su devoción a la práctica de la oración de acuerdo con el estado, la etapa y las circunstancias de su vida actual. No hagan de la oración algo mas complicado de lo que debe ser, pero al mismo tiempo denle la importancia que esta requiere.

Alguna vez yo le dije a mi maestro que, muy para mi vergüenza y frustración, yo estaba convencido de que no podía orar con profundidad. El me dijo: “Si no puedes orar con profundidad, al menos se una persona profunda… que ora.”

Sin importar cuan profundo, cuan llano, que larga o que corta sea, entréguense a la oración de cualquier forma, en todas las formas… cada uno y cada día.