PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO (Diciembre 3, 2023)

Énfasis Sugerido

 

"La expectativa llena de esperanza!"

Perspectiva Salesiana

Para San Francisco de Sales la celebración de la temporada de Adviento era el punto máximo del año litúrgico. A él le encantaba celebrar la temporada de Adviento porque la experimentaba como un tiempo de “expectativa llena de esperanza.”  Para de Sales el énfasis de la temporada se hallaba en ese encuentro único que se da entre el Dios amoroso y Su creación. El Adviento es un tiempo que está lleno de expectaciones y por lo tanto esta también lleno de visión y de oportunidades. Es un tiempo para imaginar todo aquello que es posible en ese mundo sin fronteras que es la interacción personal con un Dios amoroso.

En nuestra lectura del Evangelio para este primer domingo de Adviento escuchamos que Jesús llama a sus discípulos a que “estén vigilantes! que estén alerta!” la expectativa es un estado que transporta la mente de un extremo al otro del espectro: nos puede llevar de la maravilla y la esperanza a la desesperación y el miedo. Quién de nosotros no ha experimentado ese sentimiento de anticipación que precede un logro significativo como una graduación o un matrimonio, o quién no ha experimentado el miedo y la preocupación que produce tener que someterse a una cirugía o la pérdida de un trabajo?

Al mismo tiempo que nos mantenemos atentos, es necesario que tengamos la habilidad de ver al Señor cuando y donde El se manifiesta. A medida que nos preparamos para la venida del Hijo de Dios, hay cierta urgencia que requiere nuestra atención y vigilancia. El Evangelio reflexiona sobre la importancia de estar preparados para recibir y experimentar el amor divino. En lo que nos preparamos para la llegada de Jesús, necesitamos apartar un tiempo para poder estar en silencio, para oír y para percibir Su presencia en nuestra vida.  De Sales nos recuerda que podemos encontrar a Dios en las cosas simples. No hay necesidad de que multipliquemos nuestras tareas para poder alcanzar la “quietud”, por el contrario, lo único necesario es que reconozcamos que Dios se encuentra con nosotros en cada momento presente.

Francisco creía que la Encarnación es el resultado inevitable del acto creado por el Padre ya que la creación llega a su conclusión en la persona de Jesús. Tal entendimiento contradice la formidable oportunidad que nos ha sido libremente otorgada por el Dios amoroso para que cada uno de nosotros podamos encontrarnos con nuestro Creador en la persona de Su Hijo. Nosotros vivimos en medio de la esperanza, no en el miedo.

Ahora que comienza esta temporada de Adviento tenemos la oportunidad una vez más de recordar quienes somos, de parte de quien hemos venido, y las oportunidades que pueden llegar a definir nuestras vidas en esa relación única y personal que se hace disponible para nosotros en Jesucristo.

Estos encuentros se presentan diariamente en nuestras vidas, por que es en las cosas comunes y corrientes que hallamos las oportunidades para experimentar lo extraordinario, pero solo si tenemos la voluntad para abrir nuestros brazos, llenos de fe, de esperanza y de expectativa, al Dios amoroso quien se acerca a nosotros de tantas y tan simples formas cada día. La “expectativa llena de alegría” que tanto emocionaba a Francisco de Sales está en nosotros en este día, se halla en nuestros encuentros personales con nuestros hermanos y hermanas y en nuestro mundo de descubrimiento que nos presenta nuevas oportunidades para experimentar la salvación. La alegre expectativa que nos produce la presencia de Dios se halla a nuestro alrededor; solamente necesitamos el coraje para extender nuestros brazos y acogerla.

CRISTO EL REY (Noviembre 26, 2023)

CRISTO EL REY (Noviembre 26, 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“En cuanto a ustedes, mi rebaño, dice el Señor Dios, yo juzgaré entre las ovejas y los demás, entre los carneros y las cabras”.

 

Perspectiva Salesiana

 

Día del Juicio, Parte 2.

 

Todavía tiene un sentido de finalidad la frase, no?

 

Ya debería.

 

San Francisco de Sales escribió: “Consideren esa ultima frase dicha a los malvados: ‘Váyanse de mi, malditos, váyanse al fuego eterno que fue preparado por el demonio y su compañía’. Dense tiempo para comprender el peso de estas palabras. Váyanse, dice él. Es una palabra de abandono eterno que Dios pronuncia ante aquellas almas infelices, y a través de ella él los expulsa y los aleja de su vista para siempre. El los llama malditos… consideren por el contrario la frase que él tiene para los buenos. Vengan, dice el Juez. Ah, esta es la dulce palabra de la salvación a través de la cual Dios nos acerca a si mismo y nos recibe en el lecho de su bondad… Oh bienvenida esta bendición que incluye todas las bendiciones!” (Introducción a la Vida Devota, Parte I, Capitulo 14)

 

La parábola del Evangelio de hoy es muy clara: Habrá un juicio final. También queda muy claro que el bueno y el malo no supieron reconocer como las semillas de este juicio final fueron plantadas en sus interacciones de cada día con los demás. Al releer el texto vemos que: ambos grupos hicieron la misma pregunta, “Cuándo los vimos… cuándo les dimos la bienvenida… cuándo los visitamos… cuándo les dimos…?” Casi hasta la llegada del ultimo día ambos grupos fracasaron a la hora de entender la naturaleza intima de la relación entre el juicio de Dios para con nosotros, y nuestras relaciones con los demás. En particular, ambos grupos fracasaron a la hora de reconocer la conexión entre el amor de Dios y el cumplimiento de los actos de amor simples y ordinarios con los demás.

 

Esta parábola nos reta a reconocer que el juicio final no es un evento de una sola vez: a los ojos de Dios – a los ojos del Dios que juzga con justicia verdadera- este juicio es continuo, es un evento de cada día. Dios esta extremadamente interesado en juzgar como nosotros debemos usar cada momento de nuestras vidas, y no simplemente el último.

 

Pero cuando esta parábola habla tan extensivamente del juicio de Dios también tiene mucho que decir sobre nuestro propio juicio. A la final, el juicio final esta impactado por la clase de juicio que nosotros usamos cuando nos relacionamos con los demás a diario, y durante los eventos, las circunstancias, las responsabilidades y las demandas más únicas y exclusivas, así como las mas ordinarias de la vida.

 

Qué dicen nuestros afectos, nuestras actitudes y acciones hacia los demás de la disposición definitiva de nuestras almas? Qué dice la forma en la que vivimos en esta tierra de nuestras vidas en lo que será el más allá?

 

Sean ustedes los jueces.

 

DOMINGO 33 EN TIEMPO ORDINARIO (Noviembre 19, 2023)

DOMINGO 33 EN TIEMPO ORDINARIO (Noviembre 19, 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“Bien hecho. Usted es un sirviente trabajador y confiable. Como pude depender de usted para un asunto pequeño de ahora en adelante lo pondré a cargo de tareas más grandes. Venga y comparta la dicha de su amo”.

 

Perspectiva Salesiana

 

Día del Juicio, Parte 1.

 

Esta frase lleva consigo un sentido de finalidad, no es cierto?

 

Pues debería.

 

San Francisco de Sales escribió: “Consideren la majestuosidad con la que el Juez soberano aparecerá, rodeado de todos los angeles y los santos. Ante él estará su cruz, brillando con mas fuerza que el sol, y será el estándar de la misericordia para los bueno y de castigo para los malvados. Por medio de este comando terrible, que será cumplido a cabalidad, este Juez soberano separará a los buenos de los malos poniendo los unos a su derecha y los otros a su izquierda. Será una separación eterna después de la cual estos dos grupos nunca más estarán juntos. Cuando esta separación haya sido hecha, y todas las consecuencias que esta acarrea hayan sido reveladas, veremos claramente la malicia de los malvados y el desden que han demostrado por Dios; y veremos también el arrepentimiento de los buenos y el efecto de las gracias que han recibido por parte de Dios. Nada permanecerá escondido”. (Introducción a la Vida Devota, Parte I, Capitulo 14)

 

En la próxima vida, nada estará oculto. En esta vida hay ciertas cosas en particular nunca deberían estar ocultas, estas son: los dones, las habilidades, los talentos, las artes y las gracias que Dios nos ha dado.

 

El Evangelio de hoy nos da una advertencia rigurosa y severa: no debemos devolver los dones que Dios nos ha dado y que no hayamos utilizado (no importa cuan grandes o pequeños sean).

 

Nunca duden que invertir estos dones en las vidas de los demás requiere no solo de nuestra buena disposición sino también implica que tomemos riesgos. Hay muy pocas garantías en esta vida. No podemos estar seguros de cómo vayamos a poder utilizar estos dones cualquiera día, o si los podremos usar de buena manera,  o si nuestros dones han sido o no han sido apreciados, honrados, aceptados o bienvenidos por los demás. Aun así, debemos esmerarnos por ser prudentes, por tener cuidado, y por hacer buen uso del tiempo que Dios nos ha dado, y de los talentos y los tesoros con los que él nos ha dotado, y como parte de este esfuerzo debemos tener en cuenta: los riesgos que nosotros tomamos cuando compartimos lo que somos con los demás, y que estos riesgos no deben ser asumidos a la ligera ni de forma imprudente.

 

Aún así, no importa cuan riesgoso sea nombrar, acoger e invertir nuestros dones, nunca debemos permitir que las ansiedades del mundo incierto nos tienten y nos lleven a hacer lo impensable: a enterrar nuestro talento. Actuar como si no poseyéramos nada con qué honrar a Dios, o cómo servir las necesidades de los demás, es mucho peor que cualquier error que podamos llegar a cometer cualquier día en que hagamos un uso normal de nuestras habilidades.

 

En conclusión, lo mas seguro es que vamos a cometer errores cuando intentemos hacer buen uso de las gracias que Dios nos ha dado. Pero no hay error más grande que el de vivir nuestras vidas como si no tuviéramos ningún don que poner al servicio de Dios o de los demás; no hay ningún error peor que enterrar los dones que tenemos: nada peor que oscurecerlos a la luz del día.

 

Cuando tengan dudas manténgalos a la vista: por ustedes – por Dios y por los demás- para que ellos los vean. Y en ese proceso, compartan la dicha de su Amo… hoy!

DOMINGO 32 EN TIEMPO ORDINARIO (12 de Noviembre de 2023)

DOMINGO 32 EN TIEMPO ORDINARIO (12 de Noviembre de 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“Deslumbrante y eterna es la Sabiduría; ésta es fácilmente percibida por aquellos que la aman, y fácil de encontrar para quienes la buscan… quienes la aguardan de madrugada no se sentirán decepcionados, allí la encontrarán sentada frente a la puerta”.

 

Perspectiva Salesiana

 

En la introducción a la edición de 1862 de las Conferencias Espirituales escritas por San Francisco de Sales, el Cardinal Wiseman escribió: “El Espíritu de San Francisco de Sales es un espíritu eminentemente sabio. Ciertamente, todo lo que hemos escrito sobre él hubiese sido en vano, si nuestros lectores no reconocieran que ese espíritu es poseedor de una prudencia sobrehumana ¿Y qué es esto si no sabiduría? La moderación, el evitar los extremos, la adaptación a todo tipo de circunstancias, y el poder discernir entre los diferentes medios para responder a ciertos personajes y situaciones – todo esto constituye una sabiduría difícil de adquirir, y poco común”. (Conferencias, p. LXIV)

 

La espiritualidad de San Francisco de Sales es, entre otras cosas, un camino a la sabiduría. Es un enfoque basado en la inspiración divina y el sentido común,  para vivir el Evangelio de Jesucristo de acuerdo al estado, la etapa, y las circunstancias en las que se encuentran nuestras vidas. San Francisco de Sales nos ofrece un método pragmático, con los pies sobre la tierra, con el cual podemos aspirar a alcanzar todo aquello que es del cielo.

 

Una de las cualidades de esta sabiduría práctica, centrada en Dios, es la prudencia. El Diccionario de la Herencia Americana del Idioma Inglés describe el ser prudente de la siguiente forma: “ser sabio en el manejo de asuntos prácticos; hacer uso del buen juicio y del sentido común; ser cuidadoso respecto a los intereses personales; ser previsivo…” Se deriva del Latín, y su palabra base significa “Proveer”.

 

El Evangelio de hoy nos cuenta una anécdota muy diciente sobre la prudencia, sobre la necesidad de “ser cuidadoso respecto a los intereses personales”.  Un grupo de sirvientes estaba haciendo las preparaciones necesarias en caso de que su amo se demorara en regresar. Previendo esto, empacaron aceite extra para sus antorchas. El otro grupo sin embargo, no se preparó ni alistó provisiones en caso de dicha probabilidad. Por lo tanto sólo llevaron consigo aceite suficiente para un ciclo de iluminación.

 

La moraleja de la historia es clara y concisa: “Mantengan sus ojos abiertos, porque ustedes no conocen ni el día ni la hora”. Observen a su alrededor. Tengan en cuenta las señales de la época. Miren más allá de su horizonte.

 

Ciertamente, gran parte de la sabiduría de San Francisco de Sales consiste en aprender de los golpes, de bailar al son que nos toquen, de dejarnos llevar por la corriente. Algunas veces sin embargo, ser “cuidadosos con respecto a nuestros intereses personales” – ser prudente, emplear el sentido común- requiere planeación, requiere que proveamos, y que nos preparemos para lo inesperado.

 

Quizás específicamente para ello.

 

El libro de la Sabiduría proclama que quien "mantenga la vigilia por la sabiduría, rápidamente se librará de toda preocupación”.  Parte de esa vigilancia consiste en prepararnos para reconocer las imágenes, los sonidos y los olores de la voluntad y la obra de Dios en nuestras vidas, antes de que sea demasiado tarde.

 

Después de todo, ¿Cuándo construyó Noé el arca?

 

Antes de que comenzara la lluvia.

DOMINGO 31 EN TIEMPO ORDINARIO (de Noviembre 5 de 2023)

DOMINGO 31 EN TIEMPO ORDINARIO (de Noviembre 5 de 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“Siémbrenlo – asúmanlo-muy en serio”

 

Perspectiva Salesiana

 

En el Evangelio de hoy Jesús dice a sus oyentes que hagan todo lo que los escribanos y los Fariseos dicen, pero a la vez los advierte sobre las consecuencias de seguir su ejemplo: “Sus palabras son muy valientes, pero sus hechos son demasiado pocos”.

 

¿Por qué ésta inconsistencia? ¿Por qué ésta desconexión? ¿Por qué la incongruencia entre lo que predicaban y lo que hacían? ¿Por qué tantas palabras valientes, pero pocos hechos?

 

Quizás, como nos dice el profeta Malaquías en su libro, ellos no lograron “sembrarla en sus corazones” ¿Qué no sembraron? La ley del amor de Dios: la ley que nos reta a exaltar a Dios, promoviendo la justicia y la paz por medio de nuestras relaciones con los demás.

 

Malaquías nos dice lo siguiente: “¿Es que acaso todos no somos hijos del mismo Padre? ¿Acaso todos no hemos sido creados por el único Dios? ¿Por qué entonces perdemos la fe lo unos en los otros?” Como dijera San Francisco de Sales, “¿por qué en nuestro trato con el prójimo empleamos “dos corazones”? Enseñamos un corazón que es sumamente tolerante con nosotros mismos, pero albergamos otro que es demasiado duro con los demás”.

 

Este es el peligro que corremos cuando permitimos que nuestro conocimiento de Dios resida exclusivamente en nuestras cabezas, y no en nuestros corazones. En la medida en que nuestra fe continúe siendo intelectual, o teórica, jamás podrá responder ni aceptar las necesidades, las esperanzas, los miedos, ni los sueños de los demás. En la medida en que no asimilemos realmente, en lo profundo de nuestros corazones, el amor de Dios por nosotros, permaneceremos inmutables ante las necesidades o las calamidades que les ocurren a los demás.  

 

He aquí la esencia de la crítica que Jesús hace a los escribanos y a los Fariseos: “Ellos se encargan de llenar bultos pesados, difíciles de transportar, y se los dan a otros para que los carguen a sus espaldas, mientras que ellos mismos no van a levantar ni un solo dedo para ayudarles”. Como no han sabido acoger la Ley de Moisés- y la Ley de Jesús- en sus corazones, prefieren imponer las cargas más pesadas a los demás, para que sean ellos quienes las lleven en sus hombros-y en sus corazones.

 

Mantener la fe los unos en los otros primero requiere que permitamos al amor creativo, redentor e inspirador de Dios penetrar en nuestros corazones. Debemos asumir con seriedad nuestra necesidad constante de conversión, de reconciliación y transformación. Debemos asumir seriamente el hecho de que el amor de Dios por nosotros no debe quedarse en nosotros: debe ser compartido con los demás.

 

“¿Acaso todos no compartimos el mismo Padre? ¿Acaso no fue el mismo Dios quien nos ha creado?” Entonces debemos tener fe los unos en los otros. Debemos ser promotores de la salud, la felicidad y la santidad entre nosotros. Debemos buscar la paz y la justicia entre nosotros. Debemos prometer la reconciliación y la colaboración entre nosotros. En resumen, nuestras acciones deben sobrepasar, o por lo menos estar a la par con nuestras palabras.

 

Dicho de otra forma, cuando nosotros acogemos el corazón de Jesús en nuestro corazón, no queda cabida para la parcialidad: o amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos… o no.

DEDICACION DE LA BASILICA LATERANA (Noviembre 9, 2023)

DEDICACION DE LA BASILICA LATERANA (Noviembre 9, 2023)

 

 

Énfasis Sugerido

 

"Ustedes son los edificios de Dios. Gracias al favor que Dios me ha demostrado yo logre poner los cimientos como el maestro más sabio lo hubiera hecho, y ahora alguien más está construyendo sobre esta base. Aun así todo el mundo debe tener cuidado de como construye… por que el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo".

 

Perspectiva Salesiana

 

Hoy la Iglesia celebra el aniversario de la dedicatoria de la Catedral de Roma por parte del Papa Silvestre I, en Noviembre 9, 324 AD. A pesar de todo el tiempo desde que esto sucedió, la verdad es que los seres humanos han estado construyendo una cosa y otra desde el principio de los tiempos: la torre de Babel; el arca de Noe; las pirámides; el coliseo; la gran muralla China; la torre Eiffel; la estatua de la libertad; el World Trade Center…

 

Como co-creadores con Dios, se nos ha encargado la tarea de hacer algo bueno con todo lo que Dios nos ha confiado. Se nos ha encargado la tarea de construir un mundo marcado por la libertad, la justicia, la paz, la libertad, la reconciliación, la verdad, la honestidad, la bondad y el cuidado. En resumen, estamos llamados a construir el Reino de Dios aquí en la tierra, de construir la base para aquel grandioso y misterioso día cuando la obra continua, redentora e inspiradora de Dios alcanzará su plenitud total: la vida en las alturas con Jesucristo.

 

En el plano directo hay mucho trabajo por hacer. Construir la base para Cristo, Pablo, Silvestre y los otros tantos, significa que nosotros debemos construir cosas que glorifiquen a Dios y que sirvan las necesidades de los demás. Aun así, las cosas más importantes que debemos construir no son cosas materiales en si: son más bien nuestras relaciones con los demás, con los esposos, las esposas, las madres, los padres, los hijos e hijas, los hermanos, las hermanas, los amigos, los vecinos y los colegas de trabajo.

 

Observen a Jesús. El nunca trato de innovar en teoría para crear una nueva escuela. El nunca puso una piedra para construir una sinagoga nueva. El nunca construyó un monumento. El nunca atendió al corte de la cinta de inauguración de ningún almacén. Lo que él construyó fue mucho más importante y poderoso: construyó una red de relaciones en las que los hombres, las mujeres y los niños experimentaron personalmente el amor de Dios hacia ellos; una red de vida y de amor designada para ser compartida con y expandida por las generaciones futuras.

 

Aquí estamos ahora, incontables siglos después del inicio de la creación. Muchas cosas se han construido, pero quedan muchas más por construir y por reforzar con la ayuda de Dios… especialmente las relaciones honestas, justas, apacibles, liberadoras, y avivantes con los demás.

 

Somos lo suficientemente cuidadosos para aprender de nuestras experiencias pasadas?

 

Estamos listos para asumir el reto hoy?

 

Estamos claros sobre la clase de bases que estamos construyendo para el mañana?

 

DOMINGO 30 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 29, 2023)

DOMINGO 30 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 29, 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“Ustedes amarán al Señor su Dios con todo su Corazón, con toda su alma y con toda su mente… y amarán a su prójimo como a ustedes mismos”.

 

Perspectiva Salesiana

 

Francisco de Sales era el autor del Tratado del Amor de Dios. El había vivido lo suficiente, también había intentado escribir un libro sobre el amor al prójimo. El factor común entre estas dos cosas es la caridad- el amor de Dios y del vecino. La caridad era, y es, en la mente y en el corazón de Francisco de Sales, la virtud entre todas las virtudes. Nosotros hemos sido llamados a amar a nuestro Dios de la forma en que amamos al prójimo, y hemos también sido llamados a amar al prójimo como amamos a Dios.

 

Sobra decir, aunque lo diremos, que Francisco de Sales tiene mucho que compartir con nosotros con respecto a la naturaleza y la práctica de la caridad.

 

"Así como Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, de la misma forma Dios ha ordenado para nosotros un amor en la imagen y semejanza del amor que se le debe a la dividinad de Dios…Porqué amamos a Dios? La razón por la que amamos a Dios es Dios mismo…Porqué nos amamos los unos a los otros en la caridad? Seguramente que es por que somos hechos a imagen y semejanza de Dios… como todas las personas tienen la misma dignidad, nosotros también las amamos como nos amamos a nosotros mismos, esto es, en su condición de santidad y de ser imágenes vivientes de la divinidad…. La misma caridad que produce actos de amor a Dios produce también actos de amor con nuestro prójimo… amar al prójimo en la caridad es amar a Dios en los demás y a los demás en Dios”. (Tratado del Amor de Dios, Libro 10, Capitulo 11)

 

Para San Francisco de Sales, el amor de Dios y el amor al prójimo no son dos experiencias distintas sino que más bien son dos expresiones de la misma realidad, dos lados, como si fueran de la misma moneda. (Recuerden el mandamiento de Jesús en el Evangelio del Domingo pasado “de darle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.)

 

“El gran San Agustín dice que la caridad incluye todas las virtudes y opera de todas las formas en ustedes,” escribió San Francisco de Sales. “estas son sus palabras: ‘que se dice de la virtud dividida en cuatro’ – el quiere decir en las cuatro virtudes cardinales- ‘en mi opinión se dice a causa de los diferentes afectos que proceden del amor. Ahora bien, yo no dudo cuando se trata de definir esas cuatro virtudes de la siguiente forma: la templanza es el amor que se entrega completamente a Dios. La fortaleza es el amor que voluntariamente soporta todas las cosas por el amor a Dios. La justicia es el amor que sirve a Dios únicamente, y por eso dispone con justicia de todo lo que esta sujeto a los seres humanos. La prudencia es el amor que escoge lo que es útil para unirse a Dios, y rechaza todo lo que es dañino’”. (Tratado del Amor de Dios, Capitulo XI, Capitulo 8)

 

"Aquel que posee la caridad tiene un alma revestida con un atuendo de boda que al igual que la de José, lleva implícitamente en si todas las diferentes virtudes. Además, la caridad tiene una perfección que contiene la virtud de todas las perfecciones y las perfecciones de todas las virtudes". (Ibid)

 

En la caridad encontramos el lugar donde se encuentran el amor de Dios, el amor a nosotros mismos, el amor a los demás. Cómo compartimos este amor multifacético con todos aquellos a quienes conocemos cada día? Dicho de otra forma, qué tan bien preparados estamos para otorgarle lo suyo al Cesar y a Dios en nosotros y en los demás?

DOMINGO DE PASCUA (Marzo 31, 2024)

Enfasis Sugerido

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois…".

Perspectiva Salesiana

Las palabras de los Corintios provienen de las más antigua Homilía de la Pascua registrada en la literatura cristiana. Pablo nos dice que limpiarnos de la levadura vieja es un prerrequisito para poder experimentar el crecimiento espiritual. Valiéndose de la tradición Judía él ilustra la necesidad de remover todo lo que nos este impidiendo alcanzar nuestro máximo potencial espiritual. Al hacerlo estaremos listos para resolver el misterio de la tumba vacía y para entender lo que significa que Jesús nos ha liberado de nuestra antigua visión, plagada por la idea de que la muerte tiene poder sobre nosotros.

Después de la Pascua las familias Judías removían todo residuo de pan viejo con levadura de sus casas para así prepararse para la Fiesta de los Panes sin Levadura. Pablo sabe que no se necesita demasiada levadura para que la masa crezca. De la misma forma, no se necesita pecar en exceso para perturbar la vida de una personal, de una familia entera o incluso de toda una comunidad de creyentes. El dice que esta corrupción es el resultado de la levadura de la maldad y de las malas intenciones. Es en la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, el Misterio Pascual, que nuestra morada espiritual es librada de la influencia disruptiva del mal y que somos preparados para la vida dentro de la comunidad cristiana.

María, Juan y Pedro tuvieron que deshacerse de sus antiguas nociones sobre la muerte y su poder cuando se encontraron con la tumba vacía. Se dieron cuenta de que si lo que deseaban era la vida con Jesús, su antiguo y corrupto entendimiento del poder de la muerte y del mal ya no tenía cabida.

Para Francisco de Sales, la esencia misma del compromiso con la vida devota es hacernos conscientes de nuestra necesidad de purificarnos de la influencia corruptiva de los afectos y las inclinaciones pecaminosas, y más importante aun, que Jesús hace posible que nosotros logremos este objetivo. Al igual que María, Pedro y Juan, nos volvemos conscientes de las nuevas posibilidades que tenemos a nuestra disposición. “El mundo observa a los devotos como oran, ayunan, soportan heridas, cuidan a los enfermos, dan limosna a los pobres, hacen vigilias, contienen la ira, reprimen sus pasiones, desechan los placeres sensuales y llevan a cabo acciones dolorosas y rigurosas en ellos mismos y por su propia naturaleza”. Pero el mundo no puede ver la devoción interna y sincera que hace estos actos agradables, dulces y fáciles. " (Introducción: I, 2)

La espiritualidad Salesiana es una inversión diaria en la nueva visión hecha posible por Jesús a través de su muerte y resurrección. Estar conscientes de nuestra necesidad de “limpiar la levadura vieja” y de prepararnos para esta nueva y grandiosa fiesta es un gran indicador de que tenemos un potencial ilimitado para el crecimiento espiritual. Aleluya, aleluya!

Trigésimo Domingo en el Tiempo Ordinario 29 de Octubre de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Trigésimo Domingo en el Tiempo Ordinario

29 de Octubre de 2023

 

En las lecturas del Evangelio de hoy escuchamos a Jesús decirnos que debemos amar a Dios y a nuestros hermanos. Estos mandamientos son la base de la Espiritualidad Cristiana, y están presentes en todos los escritos de San Francisco de Sales:

 

Para demostrarnos cuán ferviente es el deseo de Dios por nuestro amor, EL nos exige ese amor en términos maravillosos: “Amarán al Señor con todo su corazón, con toda su alma, y con toda su mente. Este es el primer y más grandioso de todos los mandamientos”. Muchas veces nosotros creemos que Dios es tan grande, y nosotros tan pequeños, que seremos incapaces de amarlo. Entonces, para que no nos desanimemos y nos alejemos del amor de Dios, se nos ha dicho que somos sumamente capaces de amarlo con toda nuestra fuerza, incluso a pesar del pecado.

 

Amar a Dios por encima de todas las cosas significa que debemos colocar a Dios por sobre todos nuestros ídolos; porque nuestros corazones tienden a perseguir demasiadas cosas materiales y consuelos espirituales. Más aún, tan pronto como las obtenemos se agita en nosotros el deseo de empezar a buscarlos de nuevo. Nada nunca satisface nuestro corazón.  La voluntad de Dios es que nuestro corazón no halle morada permanente en nuestros ídolos; que sea libre para regresar a EL, de quien proviene. Las abejas sólo pueden posarse sobre las flores que han florecido. Igualmente sucede con nuestro corazón. Nuestro corazón sólo puede hallar descanso en el amor de Dios. ¿Por qué entonces queremos interferir con ese deseo que sentimos por el amor de Dios, y nos dedicamos a perseguir otros amores?

 

 El mandamiento que nos dice que debemos amar a Dios es mucho más importante que el mandamiento de amar a nuestros semejantes. Pero nuestra naturaleza se resiste con más fuerza a amar a los demás. Sin embargo, cuando depositamos nuestra confianza en el amor de nuestro Salvador, nos llenamos de coraje para amar la imagen de Dios que habita en los demás, y que frecuentemente está oculta a nuestros ojos.  Entonces aprendemos a reconocer la semejanza con el Creador presente en nosotros y en los demás. Porque amar a Dios plenamente es amar todo aquello que es de Dios, y que está presente en todas las criaturas. Imitemos a Jesús, quien nos enseño mucho más a través de Sus obras que de Sus palabras. Nos enseño cómo amar a nuestro Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente, y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

(Adaptación tomada de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente El tratado del Amor de Dios).

DOMINGO 29 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 22, 2023)

DOMINGO 29 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 22, 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“Al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios.”

 

Perspectiva Salesiana

 

Vivir una vida centrada en Dios no es simple, no es una propuesta completamente delineada y clara. Aun cuando nosotros hemos sido creados para vivir por siempre junto con Dios en el Cielo, también debemos, en cualquier momento, atender todas aquellas tareas y responsabilidades que tenemos aquí en la tierra.

 

Debemos darle al cielo y a la tierra lo que se les debe.

 

Cómo funciona esto?

 

Si tratamos de explicarlo recurriendo a la frase, quiere esto decir que debemos robarle a Pedro para pagarle a Pablo? No, no hay necesidad de quitarle nada a nadie para pagar tributo a alguien más! Entonces, debemos darle a Dios de una mano y al mundo de la otra?  No, nuestro desafío consiste en usar ambas manos de formas que sean justas con las cosas de la tierra y también con las del cielo.

 

Aún cuando no quiero exagerar la obvia lección que nos deja el Evangelio de hoy, nuestro servicio en el cielo y nuestro servicio en la tierra son de hecho las dos caras de una misma moneda! Ultimadamente nosotros somos fieles al “Cesar” y a “Dios” cuando tratamos a nuestros hermanos y hermanas con justicia… cuando les damos lo que les debemos.

 

Francisco de Sales escribió: “Sean justos y equitativos a la hora de actuar. Pónganse siempre en el lugar de sus vecinos y póngalos a ellos en su lugar, y así de esa forma lograran juzgar correctamente. Imaginen que son el vendedor cuando están comprando algo, e imaginen que son los compradores cuando estén vendiendo algo, solo así compraran y venderán de forma justa…ustedes no pierden nada con vivir de forma generosa, noble, cortes y con un corazón que sea real, justo y razonable. Decídanse a examinar sus corazones seguidamente, para ver si están siendo con sus vecinos de la misma forma en que ustedes esperan que sus vecinos sean con ustedes si estuvieran en su lugar. Esta es la base de la razón verdadera.” (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 36)

 

Darles a los demás lo que se merecen no se trata solamente de ser fieles a la deuda de amor que tenemos los unos con los otros. También puede tener ramificaciones muy prácticas. Francisco de Sales escribió estas palabras en 1604: "Yo veo que ustedes tienen una deuda… páguenla tan pronto como sea posible, cuídense de nunca quedarse con algo que le pertenezca a los demás”.(Stopp, Cartas Selectas, p. 69)

 

Ya sean grandes o pequeñas las obligaciones que tenemos, debemos luchar para siempre otorgar lo que es debido a nuestros hermanos y hermanas. Debemos luchar para poder tratarnos los unos a los otros razonablemente, justamente, humildemente, honestamente y con igualdad.  Al hacerlo le estaremos dando al “Cesar” lo que es del “Cesar”, y también le daremos a Dios lo que es de Dios.

 

En la tradición Salesiana nosotros nunca tenemos que escoger entre atender las cosas del cielo y atender las de la tierra. Al suplir las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, atendemos ambas las cosas de la tierra y las cosas del cielo al mismo tiempo, y en el proceso “damos prueba de nuestra fe, de nuestra obra en el amor, y demostramos constancia en la esperanza que tenemos en Jesucristo”.

Vigesimonoveno Domingo en el Tiempo Ordinario 22 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimonoveno Domingo en el Tiempo Ordinario

22 de Octubre de 2023

 

El Evangelio de hoy nos dice que debemos dar a Dios lo que es de Dios, y al estado lo que pertenece al estado. San Francisco de Sales observa que, para poder disfrutar de un estado justo, debemos obedecer a aquellos a quienes Dios ha otorgado la autoridad para gobernar. Sin embargo, él se enfoca más en lo que “es de Dios”, y lo explica a través del concepto de “la obediencia del amor”:

 

Nosotros poseemos un deseo natural de amar a Dios, que también nos dice que pertenecemos a EL. Somos como ciervos que llevan las iniciales de su dueño grabadas en la piel. Aún cuando él les permite deambular libremente por el bosque, todo el mundo sabe a quién pertenecen dichos ciervos. De manera similar, nosotros también somos libres, y nuestra inclinación natural de amar a Dios permite a nuestros amigos y enemigos saber que pertenecemos a EL, quien desea mantenernos unidos bajo la “obediencia del amor”.

 

Esta obediencia del amor consagra nuestro corazón al amor y al servicio de Dios. Jesús es el modelo a seguir. Cuando nosotros depositamos todos nuestros deseos en manos de Dios, estamos permitiendo que sea  EL quien nos forme y moldee. Ese tipo de obediencia no necesita de amenazas, ni recompensas, de mandamientos, ni de ley, para despertar en nosotros. Se anticipa a todas estas cosas ya que se entrega libremente a Dios. Con sumo amor se da a la tarea de llevar a cabo todo lo que contribuya a la unión de nuestro corazón con EL, y emprende dicha travesía con naturalidad.

 

Algunas veces nuestro Señor nos urge a que corramos a toda velocidad para cumplir con las tareas a nuestro cargo. De pronto nos hace detenernos a mitad de la carrera, cuando más afianzados nos sentíamos en nuestro recorrido. Aún cuando debemos hacer todo lo posible por llevar a buen término la obra de Dios, debemos también acoger los resultados con tranquilidad. Nuestra obligación es sembrar y regar cuidadosamente, pero el crecimiento pertenece exclusivamente a Dios.

 

No obstante, del mismo modo en que una dulce madre guía a sus pequeños hijos, les ayuda, y los sostiene en la medida en que ella ve la necesidad de hacerlo, nuestro Salvador también nos carga, y nos toma de la mano cuando nos enfrentamos a dificultades insoportables. Disfrutemos entonces de la serenidad de corazón, adoptando la obediencia del amor que nos une a Dios, a quien pertenecemos.

 

(Adaptación tomada de la obra de San Francisco de Sales, en particular el Tratado Sobre el Amor de Dios)

Vigesimoctavo Domingo en el Tiempo Ordinario 15 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimoctavo Domingo en el Tiempo Ordinario

15 de Octubre de 2023

 

En el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús decirnos que quienes responden a la abundante gracia de Dios podrán entrar en Su reino. San Francisco de Sales nos habla un poco más acerca de esa respuesta que se espera de nosotros:

 

La bondad suprema de Dios ha vertido abundantes bendiciones sobre toda la familia humana. La voluntad de Dios es que todos logremos la salvación por medio del conocimiento de la verdad que nuestro Salvador vino a entregarnos- el fuego del amor sagrado- y desea que éste permanezca encendido en nuestros corazones.

 

¡Con qué fervor Dios desea nuestro amor! EL nos demuestra ese deseo colmándonos de amor divino. Dios, el sol de la justicia, nos envía numerosos rayos de inspiración, calienta nuestros corazones con bendiciones, y toca a cada uno de nosotros con el encanto del amor divino. La inspiración de Dios es la fuerza que da aliento a nuestra voluntad; la ayuda, la refuerza, y la mueve con tan suma gentileza que ésta acaba deseando volar libremente en busca del bien que encuentra en la inspiración de Dios.

 

Dios depositó en sus corazones las inspiraciones sagradas y ustedes las recibieron; cooperaron con ellas al consentirlas. Su voluntad comenzó a moverse libremente al unísono de la gracia celestial. Dios continuó fortaleciendo sus corazones a través de varios movimientos; hasta que finalmente llegó el momento en que EL inculcó en ustedes el amor sagrado, y ese amor se convirtió en fuente de vida y salud perfecta.  No obstante, en todo momento ustedes tuvieron la libertad para aceptar o rechazar la divina bondad.

 

Solía decirse que un pequeño pez poseía el poder para detener a un buque navegando en alta mar. Sin embargo, ese pez no tenía el poder para hacer que el barco zarpara. Igual sucede con nuestro libre albedrio. Cuando el viento favorable de la gracia de Dios llena nuestra alma, todos tenemos plena libertad de escoger si lo recibimos, o lo rechazamos. Pero cuando nuestro espíritu zarpa, y se encamina una prospera travesía, no somos nosotros quienes hacemos que los vientos de la inspiración nos lleguen. Es Dios quien mueve el barco, que es nuestro corazón. Nosotros simplemente recibimos y consentimos ese viento proveniente del cielo. ¡Bienaventurados son aquellos que responden a la palabra de Jesús desde el fondo de sus corazones, porque el Reino de Dios les pertenece!

 

 

(Adaptación tomada del Tratado Sobre el Amor de Dios, de San Francisco de Sales)

DOMINGO 28 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 15, 2023)

DOMINGO 28 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 15, 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“En el quien es la fuente de mi fortaleza, yo hallo el impulso para hacerlo todo”.

 

Perspectiva Salesiana

 

“Yo tengo experiencia en haber sido pisoteado, pero también se lo que es tener abundancia. He aprendido como lidiar con toda clase de circunstancias: como comer bien o pasar hambre, como tener todo lo necesario o no tener nada”.

 

Cómo hizo San Pablo para lidiar con los altibajos de la vida y de forma tan centrada, balanceada y con tanta confianza? Aún más importante, cómo podemos nosotros hacer para lidiar con los altibajos de nuestras vidas de forma centrada, balanceada y con confianza?

 

Entre otras cosas, necesitamos una confianza sólida y profunda en Dios. Nosotros necesitamos la clase de confianza que nos permite ver la mano de Dios de la misma forma durante los tiempos buenos y en los tiempos duros.

 

Francisco de Sales ofreció este gran consejo. Es un consejo tan relevante hoy para nuestro deseo de continuar haciendo las cosas efectivamente, muy a pesar de los obstáculos que la vida nos presenta en un día cualquiera, como lo fue en 1603 para la persona a quien Francisco le dirigió estas palabras: “Ustedes deben ser como el niño pequeño quien, como sabe que su madre lo lleva del brazo camina con firmeza y corre por todas partes sin dejar que una pequeña caída o tropezón lo moleste, después de todo, él todavía es débil de piernas. De la misma forma, desde el momento en que ustedes se den cuenta que Dios los esta llevando de la mano, y desde que demuestren su voluntad y de servirlo, continúen con firmeza y no dejen que los pequeños obstáculos ni las caídas los perturben; no hay necesidad de dejarse amedrentar por esto desde que se arrojen a los brazos de Dios de vez en cuando y besen a Dios con el beso de la caridad. Continúen avanzando con dicha y con sus corazones tan abiertos y tan sabiamente llenos de confianza como les sea posible, y si no pueden estar siempre dichosos, al menos sean valientes y confíen.” (Stopp, Cartas Selectas, paginas 45 - 46.)

 

En otra carta, Francisco ofreció la siguiente observación con respecto a nuestra confianza en Dios y a nuestra habilidad de lidiar con las adversidades de la vida. “Es mucho mejor levantar nuestro ojos hacia las montañas de donde la ayuda ha de llegarnos, es mejor tener esperanza en el Señor y glorificar voluntariamente nuestras enfermedades, para que la fuerza de Cristo halle su morada en nosotros… por que aquellos que depositan su confianza en el Señor obtendrán alas como el águila; pero aquel que pierda su fuerza de corazón no lograra nada y se desvanecerá como el humo. El soldado que deja el campo de batalla temblando de miedo posiblemente sentirá un descanso, pero no tendrá mas seguridad que aquel que continua peleando”. (Stopp, Cartas Selectas, pagina 121)

 

Hay muchas experiencias en la vida que pueden dejarnos llenos de miedo o quizás frustrados. Lo que distingue a las personas felices, saludables y santas de las personas que solo tratan de pasar por la vida, es la habilidad y la voluntad de confiar en ese Dios que nos ama igual durante los altibajos de la vida. Como dijera Job, aquellos que confían en el Señor saben que lo que el Señor da también lo quita, bendito sea siempre el nombre del Señor.

 

Y benditos, siempre son todos aquellos que confían- y que creen- en Dios… sin importar nada más.

Vigesimoséptimo Domingo en el Tiempo Ordinario 8 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimoséptimo Domingo en el Tiempo Ordinario

8 de Octubre de 2023

 

En las lecturas del Evangelio de hoy Jesús nos dice que el Reino de Dios le será otorgado a aquellos que caminan por la senda del Señor, que es la senda de la verdad y del amor sagrado. San Francisco de Sales ahonda un poco más sobre este tema cuando nos dice:

 

¡Qué felices seremos si amamos esa divina Bondad que ha dispuesto tales favores y bendiciones para nosotros! Dios se convirtió en uno de nosotros para que pudiésemos ser como EL. Nuestro Salvador nos dio Su vida, no sólo para que curáramos a los enfermos, para que obráramos milagros, y para enseñarnos lo que debemos hacer para poder llevar una vida llena de alabanza y salud. El también dedico su vida entera a moldear Su propia cruz, soportando los insultos de todos aquellos por quienes hizo tanto bien. El escogió dar Su vida por Su pueblo, que ultimadamente lo rechazó.

 

Vivir en nuestro mundo, y vivir en contra de los valores culturales que enfatizan la necesidad de poseer riquezas materiales, que exaltan la ambición egoísta y el poder, equivale a nadar contra la corriente del río de esta vida. Sin embargo, nosotros podemos deshacernos de todas estas pasiones desordenadas si ponemos en práctica la gentileza interior, la humildad, la sencillez, y por encima de todo, el amor sagrado. Cuando desechamos todo aquello que habita en nosotros, que no proviene de Dios, estamos haciendo un esfuerzo por llevar una autentica vida humana de verdad y amor sagrado. Dado que nadie puede alcanzar una vida así sin la ayuda de Dios, esa vida requiere que continuamente nos apartemos de nosotros mismos para recibir la bondad que EL nos ofrece. Quienes escogen el amor divino de Dios viven por encima de sus deseos egoístas: ya no viven por ellos mismos, sino que viven en, y por el Salvador.

 

Las abejas primero son larvas, pero abandonan dicho estado para poder convertirse en abejas voladoras. Nosotros hacemos lo mismo. Si llevamos una vida de gracia, lograremos una nueva existencia humana más sublime de la que teníamos antes de que aceptáramos el amor de Dios. Esta nueva vida de amor celestial anima y revive nuestra alma. Entonces, con la ayuda de Dios, adquiriremos la capacidad de dedicar nuestra existencia a caminar por la senda del amor divino. Como los hijos más queridos de Dios, podremos cosechar generosamente los frutos de la verdad y del amor sagrado que se encuentran en el Reino de Dios.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, en especial los Sermones, L. Fiorelli, Ediciones)

DOMINGO 27 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 8, 2017)

DOMINGO 27 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 8, 2017)

 

Énfasis Sugerido

 

“Desechen toda la ansiedad de sus mentes… cuando lo logren, el Dios de la paz estarán con ustedes”.

 

Perspectiva Salesiana

 

La imagen de la viña es empleada en la primera y la tercera lectura del leccionario de hoy. En ambos casos las cosas en la viña no han resultado de la manera en que los dueños lo habían planeado: parece que las personas responsables de las viñas no cumplieron con lo que se esperaba de ellas.

 

Quién es el dueño de la viña? Pues Dios, por supuesto. Qué es la viña? La viña es el mundo en el que vivimos. Es el mundo de las relaciones entre nosotros. Es el mundo- como dice Francisco, el universo- en nosotros. Quién es responsable del cuidado de la viña? Nosotros somos los responsables… como individuos y como comunidad.

 

La verdad es que nosotros no siempre cumplimos con las expectativas que Dios tiene de nosotros. Como colaboradores con Dios y en el plan continuo de la creación, la redención, la inspiración y la salvación de Dios, nosotros no siempre cosechamos las uvas de la vida de formas que den vida: cosas como el respeto, como la honestidad, como la pureza, como la decencia o la virtud que deberíamos tener. Tristemente, muchas veces utilizamos nuestras energías para producir uvas de cólera: cosas como los celos, la envidia, la indiferencia, el odio, la violencia y la injusticia.

 

Esta es la parcela de nuestra vida. Claramente sabemos la clase de viñero que Dios quiere que cultivemos y que cosechemos, pero el pecado, el miedo, y el egoísmo muchas veces no nos permiten producir la clase de frutas que dan vida.

 

Aun así, tan trágica como puede llegar a sonar esta realidad, solo una cosa puede hacerla aún peor.

 

Sentir ansiedad cuando pensamos en ella.

 

Francisco de Sales escribió: “con la excepción única del pecado, la ansiedad es el mal mas grande que le puede ocurrir a un alma”. Porqué? “en vez de remover el mal, la ansiedad lo incrementa y envuelve el alma en una gran angustia, en una gran aflicción sumado a la perdida de la fuerza y del coraje que hace que imaginemos el mal como algo incurable… todo esto es sumamente peligroso”. (Introducción a la Vida Devota, Parte IV, Capitulo 11)

 

Debemos ser honestos. Necesitamos identificar aquellas áreas de nuestras vidas- nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras actitudes y nuestras acciones- en las que experimentamos dificultad a la hora de cultivar una cosecha de paz, de justicia, de reconciliación y de amor. Pero debemos hacer esto sin ansiedad por que la ansiedad debilita nuestra habilidad de alejarnos del pecado y nos roba el coraje que necesitamos para hacer lo que es correcto y bueno.

 

Por todos los medios deben reconocer la realidad del pecado y de los defectos en sus vidas, pero también deben dedicar mas de sus energías a vivir “de acuerdo a lo que han aprendido y aceptado… y así entonces, el Dios de la paz estará con ustedes”.

 

Luchen cada día, aspiren a obtener la cosecha del amor del viñero de la vida… pero eviten la ansiedad en este proceso.

Vigesimosexto Domingo en el Tiempo Ordinario 1 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimosexto Domingo en el Tiempo Ordinario

1 de Octubre de 2023

 

En el Evangelio de hoy Jesús nos dice que si creemos en EL, y vivimos Sus enseñanzas, podremos entrar en el reino de Dios. Al respecto, Francisco de Sales nos dice lo siguiente:

 

Jesús ha venido para enseñarnos lo que debemos hacer para amar de forma divina. Su mensaje confunde a esa cultura que nos incita a perseguir logros falsos, una cultura que constantemente nos vende ideas como “¡Qué felices que son las personas acaudaladas!” A los ojos de Jesús, los bienaventurados son aquellos que viven la vida con plena confianza en Dios. Ellos obtendrán la paz y la tranquilidad perpetua. Ellos escuchan la palabra de Dios, la reciben, y se benefician de ella.

 

Existen dos razones por las cuales las personas no se benefician de la palabra de Dios. En primera instancia, puede que verdaderamente la escuchen y que ésta remueva algo en su interior, sin embargo deciden no hacer nada al respecto hasta el día siguiente. Nuestra vida es el hoy que estamos viviendo. ¿Quién puede prometerse a sí mismo un mañana? Nuestra existencia consiste en el momento presente que vivimos ahora. Sólo contamos con la certeza de este instante que estamos disfrutando, sin importar cuán breve sea.

 

Segundo, hay personas que poseen una gran cantidad de conocimientos, que se dedican a acumular todo tipo de consejos espirituales y de información, pero jamás los ponen en práctica. La única forma en que realmente aprendemos algo de las enseñanzas impartidas por Jesús, es cuando las hacemos parte de nuestra vida diaria. Para vivir a Jesús debemos darnos la oportunidad de deshacernos de nuestras emociones, hábitos, y afectos desordenados.

 

Debemos transformar nuestras emociones y afectos para que nos ayuden a convertirnos en personas que aman de manera divina. Esto sólo podremos hacerlo, una vez que desechemos todo aquello que haya en nosotros que no provenga de Dios. Para poder dejar nuestros vicios debemos poner en práctica las virtudes que nos ayudan a contrarrestar los vicios de los que queremos librarnos. Por ejemplo, si nuestra ira está fuera de control debemos poner en práctica la gentileza y la paciencia. No se preocupen por nada que no sea seguir las enseñanzas de Jesús. Confíen en la bondad de Dios; EL sin duda alguna les otorgará todo lo que necesitarán para poder entrar en Su reino.

 

 

(Adaptación de los Sermones de San Francisco de Sales,

L. Fiorelli, Ediciones)

DOMINGO 26 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 1, 2023)

DOMINGO 26 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 1, 2023)

 

Énfasis Sugerido

 

“Que todos piensen en los demás humildemente… cada uno de ustedes pensando en los intereses de los demás en vez de en los propios”.

 

Perspectiva Salesiana

 

Vivir con humildad, como decía San Agustín, es vivir con la verdad: la verdad de Dios, la verdad de nosotros mismos, la verdad de los demás. Vivir en la verdad no es solamente un ejercicio intelectual: es algo que debe hacer una diferencia profunda en la forma en la que vivimos nuestras vidas.

 

San Francisco de Sales veía a Jesucristo como el modelo perfecto de la humildad. Cuál era la verdad de Jesús? Primero, el poseía divinidad. Segundo, Cristo no se aferraba egoístamente a su naturaleza divina. Tercero, Cristo compartía generosamente y libremente su poder (conforme a la voluntad del Padre) individualmente con hombres, mujeres y niños en un tiempo particular, en un espacio particular y en un lugar particular de la historia humana. Cuarto, tanto nos amaba Cristo que compartió su dividinad con nosotros al hacerse completamente humano: experimentando el nacimiento, celebrando la vida, acogiendo la muerte.

 

El misterio de la capacidad de Cristo para liberarse de todo solo puede entenderse cuando se ve desde la óptica de su divino poder. La significancia de su humildad es aun más grande cuando se aprecia como una expresión de su absoluta generosidad. Su servicio para con nosotros es aún más extraordinario cuando consideramos que debimos ser nosotros quienes lo sirvieran a él.

 

Ser humilde es vivir en la verdad como vivió Jesús. Como Cristo, nosotros primero debemos reconocer que, como somos hechos a imagen y semejanza de Dios, nosotros también somos buenos. Segundo, tenemos que reconocer que la dignidad que Dios no ha otorgado no esta destinada a satisfacer solamente nuestras necesidades. Por el contrario, nosotros hemos sido creados para “ver por los demás en vez de por nosotros mismos”. Tercero, debemos reconocer que sin importar cuan bueno y bello y sagrado sea el orden creado, nuestra Gloria última es vivir para siempre en el cielo. Cuarto, debemos andar con la creencia de que solo aquellos que entregan su vida al servicio cada día, serán elevados a la hora del juicio final.

 

Nuestra gloria no se halla en aferrarnos a la dignidad y el destino que Dios nos ha dado. No, nuestro poder es glorificado, y poderosamente vivido, cuando usamos esa dignidad y ese destino para acercarnos a los demás en el amor. Así como Cristo nosotros somos más poderosos cuando nos dedicamos a buscar la salud, la santidad y la felicidad de los demás.

 

Así como Cristo, los siervos humildes saben que pueden ser verdaderamente felices solo cuando concentran todos sus esfuerzos cada día para hacer que la dicha de los demás “sea completa”. Al dejar todo lo que somos de lado, abrimos más espacio para los demás… y en ese proceso llegamos a conocer la plenitud de la dicha por que nos habremos hecho completamente humanos de la forma en que Dios lo dispuso para nosotros.

 

Para concluir, cada rodilla debe doblarse en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra ante la presencia del Todopoderoso. Aún así, nosotros que caminamos en presencia de Dios debemos también erguirnos y vivir en la verdad: por Dios, por nosotros, y muy especialmente, por los demás.

DOMINGO 25 EN TIEMPO ORDINARIO (Septiembre 24, 2023)

Énfasis Sugerido

 

“Busquen al Señor ahora que lo pueden encontrar, llámenlo ahora que está cerca.”

 

Perspectiva Salesiana

 

Todos buscamos al Señor en nuestras vidas, estemos conscientes de ello o no. Nosotros buscamos a Dios en nuestros hogares, en nuestros barrios, en nuestras escuelas y oficinas. Nosotros buscamos a Dios en nuestros éxitos y también en los obstáculos que se nos presentan. Nosotros buscamos a Dios en nuestras esperanzas, en nuestros miedos y en nuestros sueños. Nosotros buscamos a Dios en todas aquellas cosas que tenemos que hacer el día de hoy.

 

Con todo lo que tenemos que hacer, quién tiene tiempo para pasarlo en esta búsqueda? La verdad es que buscar a Dios no implica tener que hacer algo extra: buscar a Dios es simplemente abrir nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros oídos, nuestros ojos y nuestra imaginación a Dios quien siempre está con nosotros, presente en todas esas tareas que tenemos pendientes por hacer.

 

San Francisco de Sales escribió: “Dios esta en todas las cosas y en todos los lugares. No hay una cosa o un lugar en donde Dios no se encuentre verdaderamente presente. Así como las aves siempre encuentran aire en donde quiera que vuelan, de la misma forma nosotros encontraremos a Dios presente a donde quiera que vayamos, o donde quiera que estemos. Todo el mundo conoce esta verdad – intelectualmente hablando- pero no todo el mundo internaliza esta verdad y la asume como propia” (Introducción a la Vida Devota, Parte II, Capítulo 2). Dios no solo sabe en donde están ustedes, sino que “esta presente de manera particular en sus corazones y en el centro mismo de sus espíritus. El los aviva y los anima con su divina presencia, por que Dios está ahí como el corazón de su corazón y el espíritu de su espíritu". (Ibid)

 

Entonces, el problema no es que Dios no este presente en nuestras vidas, sino que nosotros simplemente –y trágicamente- fracasamos a la hora de reconocer la presencia de Dios. Francisco escribió: “Aún cuando la fe nos garantiza su presencia, como no podemos verlo con nuestros propios ojos muchas veces nos olvidamos de Dios y nos comportamos como si Dios estuviese lejos de nosotros. Aún cuando nuestro intelecto nos dice que Dios esta presente en todas las cosas, fracasamos a la hora de reflexionar sobre esta verdad y actuamos como si no la supiéramos.” (Ibid)

 

Uno de los métodos más poderosos y efectivos para buscar al Señor – para poder ver al Señor quien siempre está presente- es la oración. No importa cuan ocupados, frustrados, solitarios o jubilosos nos sintamos, no importa cuan atareados resulten nuestros días, siempre tenemos oportunidad de orar: una palabra, una frase, un pensamiento o una imagen que nos recuerde que el Dios que nos creo, quien nos redimió y quien nos inspira, es verdaderamente Emanuel, un nombre que significa Dios está con nosotros!

 

Porqué es tan importante todo esto? Cuando estamos conscientes de la presencia de Dios es más probable que nos tratemos los unos a los otros de forma amorosa, pacífica, preocupada, con dulzura, con verdad y con gentileza. Por el contrario, cuando no recordamos la presencia de Dios, nosotros… somos mas propensos a comportarnos de formas que van en contra de sus designios.

 

Busquen… vean al Señor quien siempre está presente en ustedes… en los demás… en todas las actividades de cada día. Y una vez conscientes de esta verdad, recuerden que deben pensar, sentir, soñar, trabajar y actuar de acuerdo a la misma!

DOMINGO 24 EN TIEMPO ORDINARIO (17 de Septiembre de 2023)

Enfasis Sugerido

 

“La ira y la rabia son cosas odiosas, y aun así el pecador se aferra a ellas con fuerza. ¿Es correcto que una persona alimente la ira en contra de los demás, y al mismo tiempo espere ser sanada por el Señor?”

 

Perspectiva Salesiana

 

¿Alguna vez han estado disgustados? ¿Alguna vez han estado furiosos? ¿Alguna vez han estado enojados? ¡Por supuesto que sí! El enojo (con sus múltiples facetas) inevitablemente hace parte de la vida…algunas veces; de hecho constituye una parte muy volátil de la vida. Como cualquier otra emoción, no se puede negar ni reprimir.

 

En lo que a las emociones se refiere, el enfado no es un pecado, como no se consideraría pecado la dicha, el miedo o la felicidad. Sin embargo, la manera en que manejamos nuestro enfado – o nuestro fracaso a la hora de manejarlo – determinará si este ha de transformarse en una virtud, o en un vicio: si ultimadamente desembocará en algo constructivo, o en algo destructivo.

 

Muy pocas personas planean enojarse. El enojo es una respuesta, o una reacción intensa que se desata ante una injusticia o una herida, bien sea real o percibida; es por esto que la mayoría de las veces nos toma por sorpresa. He aquí la dificultad que genera esa emoción tan “molesta”: es precisamente debido a su espontaneidad e intensidad, que el enfado muchas veces nos lleva la ventaja… y con mucha más rapidez puede salirse de nuestro control. El enojo, por así decirlo, puede llegar a convertirse en el inquilino a quien no hemos invitado y que de repente se convierte en el amo de la casa. Francisco de Sales hace la siguiente observación: “Una vez admitimos el enojo es muy difícil volver a expulsarlo. Este empieza como una pequeña rama, y en tiempo record se convierte en una viga”.  Francisco de Sales nos da el siguiente consejo: “Es mejor que intentemos encontrar formas de vivir sin el enojo, que fingir que podemos manejarlo de manera discreta y moderada. En la medida en que reine la razón, y que expongamos nuestros reproches y correctivos con calma, las personas los aprobarán y los aceptarán. Pero si hacemos esto con rabia e ira, nuestros reproches, nuestras sanciones, serán recibidas con miedo en lugar de amor”.

 

Juana de Chantal por su parte sugiere lo siguiente: “Traten de apaciguar sus pasiones y vivan de acuerdo a la razón y la sagrada voluntad de Dios”. Es mejor darle un respiro a nuestro enojo antes de tomar decisiones importantes o de embarcarnos en un curso de acción determinado.

 

Por encima de todo, no debemos alimentar ni nutrir nuestro enfado. Consentir repetidamente el enojo puede tener resultados desastrosos para nosotros. Cuando nos obsesionamos con nuestras heridas, cuando repasamos dolores pasados, cuando nos aferramos al resentimiento, dejamos de ser personas que se ocasionalmente se enfurecen, para gradualmente convertimos en personas amargadas. Ser adictos a la furia es como beber veneno, pero esperar que sean los demás quienes perezcan. Aunque puede que, por fuera, nuestro enojo realmente haga daño a los demás, el veneno que produce eventualmente nos mata desde adentro.

 

Atiendan las palabras del Libro de Sirach: "La ira y la rabia son cosas odiosas, y aun así el pecador se aferra a ellas con fuerza. ¿Es correcto que una persona alimente la ira en contra de los demás, y al mismo tiempo espere ser sanada por el Señor? Del mismo modo en que una piedra lanzada hacia arriba va a caer sobre quien la ha lanzado, el golpe dado con rabia va a herir a más de uno. Perdonen las injusticias cometidas por sus semejantes; y así cuando ustedes oren sus propios pecados serán perdonados” (Sir 27: 25; 28: 2-3)

 

Eviten sustentar y regodearse en la ira; recuerden que esta es una emoción, y que no debe convertirse en una forma de vida.

DOMINGO 23 EN TIEMPO ORDINARIO (Septiembre 10, 2023)

Enfasis Sugerido

 

“No adquieran ninguna deuda con nadie, a menos que sea esa deuda que nos une en el amor los unos con los otros.”

 

Perspectiva Salesiana

 

El Diccionario de la Herencia Americana del Idioma Inglés define deuda como “algo que se debe, como dinero, bienes o servicios; una obligación o responsabilidad de pagar o de dar algo a alguien mas.” El diccionario también dirige al lector a buscar la palabra ghabh en el índice de las Raíces Indo-Europeas: “Derivados importantes son dar, perdonar, obsequio, habilidad, obligación y objetivo.”

 

La vida esta llena de deudas, obligaciones y cosas que debemos a los demás en espíritu de servicio. Algunas de las cosas que debemos a los demás incluyen: costos de matricula, impuestos, créditos, deudas de tarjetas de crédito, cuentas de servicios, trabajar por nuestro salario, seguros, costos de servicios de salud… y la lista sigue y sigue.

 

En otro plano, aunque menos obvio, hay toda una gama de cosas que son aún más importantes y que debemos otorgar a los demás en el espíritu de la generosidad: Tiempo, talento, respeto, reverencia, fidelidad, honestidad, cuidado, preocupación, consideración, bondad, paciencia, justicia, paz, reconciliación… y esta lista también sigue y sigue.

 

Supongo que si una persona se detiene a considerar todas las cosas que él o ella le debe a alguien más, esto puede resultar una experiencia abrumadora. Quizás sea mejor hacer lo que San Pablo aconseja cuando nos dice “No adquieran ninguna deuda con nadie, a menos que sea esa una deuda que los una en el amor a los demás”. La deuda del amor – el lazo del amor- no es solamente la obligación más importante que tenemos con los demás: también incluye todas las otras cosas, virtudes y acciones que debemos a los demás… cosas que debemos otorgar a los demás.

 

En una carta a Santa Juana de Chantal, San Francisco de Sales escribió: “Debo decir que no se de ningún tipo de unión o de lazo que nos una que implique ningún otro tipo de obligación que no sea la del amor divino y la verdadera amistad cristiana, lo que San Pablo llama ‘la unión en la perfección’ este lazo es como su nombre lo indica, perfecto, por que es indisoluble y jamás se debilita. Cualquier otro lazo es temporal…. Pero el lazo del amor crece y se fortalece a medida que pasa el tiempo. No puede ser cortado por la muerte, que de una tajada lo corta todo excepto la caridad… Así pues, este es nuestro lazo, estas son nuestras cadenas que entre más nos aprietan, entre más nos tallan, más alegría y más libertad nos traen… nada es más flexible que ese lazo; nada es más fuerte.” (Cartas de Dirección Espiritual, pagina 127)

 

Nuestras vidas están llenas de deudas y de obligaciones que tenemos con los demás. En medio de los intentos que hacemos a diario para cumplir con estas obligaciones, que Dios nos de la gracia para recordar y enfocarnos en la deuda que verdaderamente importa.

 

El lazo del amor… y las obligaciones – a las que este conlleva.